Un diseñador, que curiosamente vive en Murcia. Así le presenta su amiga Xenia. Las entrevistas en sábado tienen siempre algo especial, como si se desvaneciera la tensión del tiempo, y resulta más fácil hablar de cosas que no son estrictamente «trabajo».
Y así, en su estudio, vamos saltando de los clientes a los objetos, del diseño local a las sensaciones…
Acaba contándome con entusiasmo el trabajo de investigación de Masaru Emoto, los mensajes del agua, y en una cabriola medio en broma medio en serio, cuestiona si no será extrapolable a todos los objetos.
¿Qué pasaría si descubriéramos que los objetos sienten, sufren o disfrutan como las personas? Publicado en Visual 165