MAGAZINE DE DISEÑO, CREATIVIDAD GRÁFICA Y COMUNICACIÓN

De Oporto a Moscú pasando por el Raval


Un año más –y ya van nueve– los European Awards invitan a echar un vistazo a la cosecha anual del diseño europeo. Y también a medir, aunque sea de reojo, qué país la tiene más grande (la lista de premiados). Y un año más, el palmarés español, aunque escaso en números absolutos (cinco premios) resulta soberbio si se considera que, de las 1.065 piezas inscritas, solo veintisiete salieron de estudios españoles. Publicado en Visual 175



Los premios que organiza la European Design Organization nacieron con el ambicioso objetivo de convertirse en el escaparate del mejor diseño europeo y, para ello, sus creadores decidieron, como señala su dossier de prensa, conformar un jurado con personas que viven de juzgar diseño, léase editores y críticos que trabajan para revistas del sector. Pretendían con ello que la evaluación de los trabajos se hiciera sobre criterios profesionales y, como miembro del jurado, puedo decir que pocas veces he visto en situaciones similares discusiones de tanto nivel a la hora de juzgar las piezas. Sin duda, pensaron también que así se garantizaban una difusión mediática de los trabajos premiados de gran alcance, lo que edición tras edición han conseguido, pues cada una de las publicaciones a las que pertenecen los miembros del jurado suele dedicarles un espacio generoso. Podría pensarse que en las deliberaciones cada jurado tiende a arrimar el ascua a su sardina pero, en la práctica, si esto llegara a ocurrir, tendría poca incidencia en el resultado final, ya que con dieciséis personas de dieciséis nacionalidades distintas y más de un millar de piezas en competición no resultaría nada fácil. El mismo sistema de atribución de las distinciones requiere un consenso amplio, especialmente para los oros y las platas, lo que deja un escaso margen de maniobra para prácticas espúreas. Quizás por todo ello, a pesar de que muchos estudios han limitado en los últimos años la inversión en inscripciones, estas han seguido al alza y en esta ocasión han llegado a 1.065.
Si en el “ranking informal” por países Holanda volvió a ser la campeona por tercer año consecutivo, los dos grandes premios del certamen viajaron esta vez a dos extremos de Europa. Los portugueses de White Studio se alzaron con el trofeo Best of the show por su trabajo para la nueva identidad de la ciudad de Oporto, mientras que el de Agency of the Year fue, por primera vez, para un estudio moscovita, Ermolaev Bureau. Por su parte, el Jury’s Prize, que distingue el trabajo que a juicio del jurado mejor promociona el diseño a una audiencia amplia fue para De Designpolitie (Holanda) por su trabajo What design can do, un evento promovido y organizado por diseñadores cuyo objetivo es, precisamente, la promoción de la disciplina como agente de cambio.
El único oro español fue para Dorian, en la siempre competidísima categoría de Bebidas Alcohólicas, por las botellas de ginebra Rawal y su exquisita combinación de humor y sofisticación. Con plata fueron premiados el logotipo para el fotógrafo y videoasta Juan Vicent de Yinsen Studio; la cubierta del libro La vida dos veces, de Sánchez/Lacasta; y bbb.cat, la web promocional de Bisgràfic.
Los tres bronces españoles fueron para la revista Input Magazine de Tres Tipos Gráficos; el trabajo de Bisgràfic para Orgull Pagès y el de Morillas Branding Agency para la marca Treinta de Febrero. Textos: Beatriz San Román

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