MAGAZINE DE DISEÑO, CREATIVIDAD GRÁFICA Y COMUNICACIÓN

Diseño y política


Para cuando esta revista esté en la calle, conoceremos ya los resultados de las elecciones municipales, autonómicas y europeas.
Ha habido siempre compromisos individuales de algunos diseñadores con la política. Gente que desde las bases han colaborado con las iniciativas de cualquier signo con sus habilidades profesionales. En algunas ocasiones, con poca fortuna, como en todos los ámbitos, el trabajo remunerado suele dar derecho a exigir y a rechazar. Pero ese voluntarismo o voluntariado es distinto ahora. Creemos que el 15M supusto un detonante, cientos de diseñadores –y de maestros, y de filósofos, y de abogados…– se lanzaron a colaborar con aquellas iniciativas haciendo lo que saben: diseñar y comunicar.
De aquello se derivan ahora las iniciativas colectivas para usar el diseño como herramienta de influencia en la opinión y en el voto. Cartelistas, ilustradores, diseñadores y publicitarios lanzaron la campaña bajo el hastag #votaporfavor encaminada a la movilización y participación del voto de izquierda, tradicionalmente más remolón que el de la derecha. Antes, hace unos años, Manuela Carmena y Ada Colau habían contado con movimientos parecidos para alcanzar las alcaldías. También ahora esos comandos durmientes se han activado en Madrid y Barcelona.
Hay un dato a tener en cuenta: estos movimientos suelen sostenerse en el respaldo a una persona, o a una idea. Pero no sucede con los partidos. Ello debería hacernos reflexionar. Frente a ellos, la militancia suele limitarse a una cuota, y acaso un apoyo de mano de obra gratuita durante las campañas y la jornada electoral, como apoderados o interventores. En cambio, el activismo ante un candidato de no-partido o una idea es mucho más entregado. Las redes se han inundado de imágenes, eslóganes y llamadas. Ante la prudencia y asepsia con la que tradicionalmente los profesionales de cualquier ámbito aquí nos comportamos cuando de apoyar, o siquiera manifestar ideas políticas se trata –solo los artistas, el cine y el teatro habían mantenido a veces alguna iniciativa colectiva–, parece que ahora los diseñadores, unos pocos, están también en esa guerra. De momento en el ámbito de la izquierda, pero quizá algún día suceda también en el de la derecha. Algunos lo entenderán como una injerencia. Aunque también podríamos interpretarlo como un gesto de normalidad. Si los periodistas, a quienes cabe exigirles más objetividad que corazón, hace ya mucho que abandonaron la neutralidad ideológica rozando a veces el ridículo, ¿por qué no habrían los diseñadores de poner su don al servicio de la política y las ideas? Quizá dentro de un tiempo sea lo normal. Entretanto, disfrutemos de tanta creatividad y humor desinteresados. Aunque sea como espectadores.(Publicado en Visual 198)

Plausive