MAGAZINE DE DISEÑO, CREATIVIDAD GRÁFICA Y COMUNICACIÓN

Domestic Data Streamers


science-academy-2Son las 10 de la mañana y lo primero que me comenta Pau Garcia, uno de los cinco socios fundadores de Domestic Data Streamers, es que “desde hace un par de meses en Domestic nunca se pone el sol”. Ahora mismo trabajan para Berkeley, Londres y Hong Kong simultáneamente así que la diferencia horaria hace que la máquina ubicada en este pequeño sótano de la calle Mayor de Sarrià en Barcelona nunca pare. El objetivo de mi entrevista es averiguar cuál es su receta del éxito. Publicado en Visual 180


Todo empezó apenas hace un par de años cuando recién licenciados en diseño y rebotados con el hecho que la formación que les dieron en la universidad estaba orientada a ser aplicada únicamente en categorías comerciales, decidieron empezar a colaborar en proyectos más artísticos. Su primera aventura fue una intervención en un festival de graffiti. Ellos querían hacer un mural en el que los asistentes pudieran participar, no sólo admirar. Encorsetados todavía en la dicotomía entre arte y diseño que les habían inculcado en la Universidad, pensaron que era buena idea delegar la responsabilidad artística en el público y ver qué pasaba. Así nació la instalación The Mood Test, un mural que repiten cada año como celebración de aniversario, en la que se pregunta al público sobre su estado de ánimo y se le invita a dibujar un círculo con tiza a partir de las variables edad y hora del día.
De esa primera instalación surgieron contactos para colaborar en la Feria de Arte Contemporáneo SWAB, la Behancé Portfolio Review, los premios Laus en el FAD… Eran proyectos de muy bajo presupuesto, a veces sólo les cedían el espacio. Pero eran propuestas que les proporcionaban un espacio para explorar medios nuevos y nuevas formas y poco a poco fueron desarrollando un discurso propio entorno a lo que querían hacer como profesionales.
Un día, Jose Luis de Vicente y Olga Subirós, –comisarios de la exposición Bing Bang Data– confiaron en su talento y les encargaron una instalación para la exposición en el CCCB en la que se reflejaran datos sobre los visitantes. Normalmente en una exposición se mide el impacto que ha tenido por el número de visitas, pero se obtiene muy poca información sobre lo qué ha gustado y porqué.
Así que en una sala donde había cinco obras pusieron unas cámaras de movimiento que captaban la cantidad de tiempo que un individuo pasaba observando cada pieza. Estos datos se reflejaban en tiempo real representados por cinco relojes de arena. El éxito de la instalación fue que cuando los visitantes llegaban al final de la exposición y veían los relojes, muchos volvían atrás para ver otra vez aquellas obras que la gente había visto durante más rato. Querían saber porqué una obra había tenido más impacto que otra. Con esta instalación ganaron el Premio Ciutat de Barcelona en el año 2015, y para Domestic fue la constatación de que como diseñadores tenían algo que aportar a una sociedad datificada.
Dar valor a los datos, hacer que signifiquen algo para las personas. Este es el motor principal de Domestic Data Streamers y el pilar sobre el que sustentan este objetivo es que distintos datos no pueden ser representados con el mismo símbolo. Garcia lo explica así: “Cuando mostramos datos de distinta índole con el mismo símbolo, no tienen ningún significado para quién los lee. Fíjate en las noticias: usan el mismo gráfico de barras de color naranja para indicar el número de muertos en Siria en los dos últimos años que para indicar las temperaturas del próximo fin de semana. Eso no tiene ningún sentido. ¿Cómo podemos pretender que la gente interprete cosas tan radicalmente distintas de manera adecuada si las comunicamos de la misma forma?¿Cómo podemos pretender que la gente sienta algo cuando le hablamos de 1.000 muertos si usamos el mismo símbolo (el número 1.000) que utilizamos cuando le hablamos de dinero?”
Este es el término que ellos nombran como distancia de percepción: la distancia que existe entre un número (una muerte, un nacimiento) y la realidad de ese hecho (el nombre de esa persona, sus familiares, amigos, en definitiva, su contexto). “Si multiplicamos ese individuo por mil, la distancia entre lo que percibimos y la realidad de lo que significa esa cifra es gigante. Imagina entonces a un ejecutivo de la ONU decidiendo sobre el futuro de 4 millones de refugiados. Esta decidiendo sobre una cantidad numérica en excel no está pensando en que esa cifra son personas que tienen nombre, familias, derechos, aspiraciones… Nosotros creemos que si queremos ayudar a la gente a tomar decisiones más humanas hay que ser capaces de comunicar los datos de forma más humana. Es lo que nos gusta denominar Info-experiencias”
“Cuando diseñamos la instalación para la Academia de Ciencias de California lo que pretendíamos era que los participantes de la instalación reflexionaran sobre su relación con la naturaleza. La intención no era representar unos datos sino hacer que las personas tomaran consciencia de ellos”. El entorno socio-económico y cultural de San Francisco hace que sus ciudadanos estén inmersos en una filosofía de vida 100% influenciada por Silicon Valley, pero a su vez la ciudad está ubicada en un entorno privilegiado en cuanto a recursos naturales. El encargo del museo era crear una instalación que reflejara la relación que tienen los ciudadanos con la naturaleza y obtener datos sobre si esta relación es satisfactoria. Cada visitante de la instalación es el encargado de generar sus propios datos seleccionando una barra de acero más o menos larga, una luz de un color u otro y ubicando la lanza de luz más cerca o más lejos del núcleo de la instalación. A través de estas decisiones se va construyendo un gráfico que muestra si los visitantes viven en un entorno más o menos natural y el nivel de satisfacción que eso les produce. “En esta instalación lo importante no era tanto el resultado gráfico que se generaba sino el hecho que mientras los usuarios construyen su lanza están reflexionando sobre su relación con la naturaleza”.
“Nosotros también cuestionamos que el diseño de datos sea unilateral. Preferimos que haya un diálogo, que la audiencia forme parte de la conversación porque es entonces cuando puede comparar, relativizar los datos y convertir esa información en conocimiento. Cuando BASF nos encargó una instalación sobre Food Waste en la celebración de su 150 aniversario tuvimos claro que queríamos que los visitantes realizaran un viaje sobre sus propios hábitos, tomaran consciencia de ello y tras la experiencia se generara un cambio de comportamiento”. La instalación se formaba por tres micro-instalaciones que personalizaban la experiencia. La primera fase capturaba datos mediante una encuesta sobre planificación, compra, consumo y conservación de los alimentos. La segunda era un cerebro que procesaba estos datos y generaba una posición en un ranking en el que el usuario quedaba situado y podía entender que había otras opciones mejores. La tercera instalación era una caja con bombillas que a partir de los resultados obtenidos proporcionaba consejos my concretos para cambiar ciertos hábitos.
A estas alturas de la entrevista, una señora que está sentada a nuestro lado en la cafetería coge una servilleta, escribe la palabra Sensibilidad y se la pasa a Pau. Él se sonroja y ella le dice que lo que hacen está muy bien y le da las gracias.
En el último año el equipo de Domestic Data Streamers ha crecido mucho. El equipo fundador estaba inicialmente formado por Pau Garcia –diseñador gráfico–, Alexandre de Requesens –diseñador de espacio– y Dani Llugany –diseñador de producto–. En las primeras instalaciones ya se incorporó Joan Planes contribuyendo en todo lo que era programación y electrónica creativa. Y al poco tiempo se integró en el equipo fundador Axel Gasulla, psicólogo. “Para nosotros es muy importante entender bien la psicología de nuestra audiencia y cómo les afectan los datos” Por ejemplo, en la última representación que hicieron de la instalación Mood Taste estuvieron analizando cuál era el impacto de los propios encuestadores en las respuestas de los encuestados, y descubrieron que las encuestadoras más guapas generaban un nivel de optimismo en las respuestas un 30% más alto, mientras que los encuestadores que hablaban más rápido generaban mucho más pesimismo en las respuestas. Este experimento les permitió comprobar cómo afecta no sólo el tipo de pregunta que haces sino también la actitud de quién la hace. Un aspecto fundamental para ellos en el momento de plantear una info-experiencia.
Ahora mismo en el equipo principal son 14 personas pero tienen muy claro que necesitan seguir creciendo y tejer una red muy amplia de colaboradores entre los que incluyen en un lugar privilegiado a investigadores y expertos de todos los ámbitos de conocimiento. “Ahora mismo, para poder llevar a cabo los proyectos que tenemos entre mano, necesitamos trabajar con expertos que puedan darnos capacidades. Por ejemplo, ahora mismo tenemos entre manos un encargo de la Universidad de Berkeley. Quieren desarrollar con nosotros una investigación sobre las religiones. Berkeley es una de las universidades de mayor prestigio del mundo y lo que quieren de nosotros evidentemente no es una investigación científica sino una aproximación al tema con una tangibilidad que desde el ámbito académico no pueden conseguir. No obstante, nosotros no tenemos ni idea de religión y no sabemos ni por dónde empezar. Así que lo primero que hemos hecho ha sido contactar con un experto que nos ayude a estructurar el tema en dominios temáticos sobre los que podamos aproximarnos al tema y empezar a trabajar”.
En este tiempo también han aprendido a desarrollar una metodología propia para estructurar el trabajo dentro de un equipo tan grande: “una vez recibimos el encargo lo traducimos a nuestro lenguaje y empezamos una fase de investigación en la que consultamos a expertos, leemos sobre el tema y vamos construyendo un universo propio de documentación. Una vez superada esta primera fase estructuramos este documento y lo presentamos a un pequeño grupo creativo que será el que trabajará en el proyecto. Una vez este equipo creativo tiene varias propuestas, le aplicamos nuestro “Check Point Charlie”. Este es un test que nos sirve al equipo fundador para ir evaluando las distintas fases del proyecto y comprobar tanto que es la mejor de las opciones como que evoluciona correctamente. En este chequeo puntuamos aspectos tanto de usabilidad y experiencia como de lenguaje y estética. Una vez creemos que tenemos el mejor proyecto posible ya elaboramos un user journey, escribimos los copys y calculamos viabilidad económica”.
Pau confiesa que día a día van incorporando nuevas metodologías a su trabajo. “Hay proyectos que los tenemos que hacer en 3 meses pero hay otros que duran tres años. Ahora somos un equipo de 14 personas pero en fases de producción podemos llegar a ser 27”. Cada proyecto tiene sus peculiaridades y es evidente que no es lo mismo trabajar para una marca de vodka que organiza un evento que para una universidad como Berkeley. “La verdad es que nosotros somos cuatro chavales de 26 años que venimos del diseño más formalista y ahora estamos inmersos en un proyecto empresarial de envergadura internacional. No tenemos ni idea de cómo saldrá todo esto”.
La fórmula del éxito de Domestic Data Streamers puede que esté en su capacidad para mostrar el potencial creativo de los datos, o en su capacidad para tejer una excelente red de colaboradores y expertos. No obstante a mi me parece que la verdadera clave de su éxito ha sido saber cuestionar lo que les enseñaron que debía hacer un diseñador y explorar los límites disciplinarios, sin miedo. Texto: Rosa Llop

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