MAGAZINE DE DISEÑO, CREATIVIDAD GRÁFICA Y COMUNICACIÓN

Este trabajo me mata. Electoadicto 2016


No lo voy a negar. Cuando se confirmó que íbamos de cabeza a unas nuevas elecciones me puse más contento que unas castañuelas. De nuevo toda la parafernalia gráfica que acompaña a las campañas, otra vez las conversaciones en el café sobre qué candidato ha sido photoshopeado hasta parecer de cartón piedra y perder todo rastro de humanidad. Sí, en el café, porque los que no somos demasiado futboleros nos sentamos en una esquina en el bar, sin tema de conversación hasta que llegan unas elecciones. Entonces nos crecemos, cambiamos nuestro sitio habitual junto a los baños por el centro de la barra, y aprovechamos la campaña electoral para destripar candidatos como si no hubiera un mañana. Publicado en visual 180


Es cierto que ésta va a ser light. Demasiado para mi gusto. Nada de cartelones en las calles con jetas enormes de los enormes jetas que aspiran a gobernarnos. Esta vez no disfrutaremos de Rivera mirando al infinito en carteles que serían la envidia de Leni Riefenstahl. Ni podremos comentar irónicos que es el único que miraba a la derecha. Tampoco sabremos, por el reloj en primer plano, que eran las once y cuarto cuando le hicieron la foto a Rajoy; en esa imagen tan natural, tan de robado, tan “puesh me pilla usté trabajando”. No podré hacerme el entendido comentando que Sánchez fue el único de los grandes que miraba directamente a la cámara, un recurso que antes era obligado para conectar con el votante y que en esta campaña sólo respetó él. Sobre meterme con el popurrí tipográfico del lema socialista, o sobre el hecho de anteponerse a las siglas del partido tapándolas con la cabeza, ya ni hablamos.
No se repetirá el escorzo insulso de Garzón, que le hizo pasar de guapo guapísimo a portada de la SuperPop en un clic. No más accidentes de tráfico por deslumbramientos ante el cartel de UPyD. En fin, una sosería.
A falta de cartelería de los principales partidos a la que dirigir cuchilladas traperas, tendré que centrarme en el buen diseño, que últimamente también lo hay. No es que yo tenga ninguna preferencia; no tengo nada contra esos fósiles políticos, que todos los encargos gráficos los arreglan dándole las cuentas a multinacionales de la publicidad. No ¡que va! pero el buen diseño electoral está viniendo casi todo del mismo lado: las mareas. Y posiblemente por la misma razón: porque la gráfica la dirigen diseñadores, y no marketineros.
Lo de Ahora Madrid para las municipales se estudiará en las escuelas. De no tener un duro para carteles, a alzar a Carmena a los altares de la iconografía pop. Ilustradores, diseñadores, publicistas, fotógrafos, lanzados a la promoción de la candidata a alcaldesa con una energía que ya la quisiera para ellos RedBull. Y con eso de que son carteles “no oficiales”, puedes aprovechar para hacer lo que quieras. El lema “Ahora en Madrid la esperanza se llama Manuela” escaló a los altares de los slóganes en la categoría de zasca, en toda la boca.
En Valencia, la campaña és el moment de Compromis le daba sopitas con onda a toda la cartelería de alrededor. Desde la tipografía al degradado el riesgo mereció la pena, porque mira que es difícil hacer un cartel con Iglesias y Oltra y que el cartel mole.
Lo mismo pasó en las últimas generales con En Comú. Reconozco que estuve tres días mirando en qué cine ponían la película hasta que descubrí que era de un grupo político. Es la primera vez en mi vida que me llevaría un cartel electoral a casa para ponerlo en mi cuarto entre el de La Jungla de Cristal y el de Samantha Fox. Y eso ya es mucho.
Los recortes electorales amenazan con acabar con todo esto; con ese ratito bueno de degüellos a los carteles de siempre, con la sorpresa de encontrar algo de luz en la gráfica electoral y con mi momento tertuliano en el centro de la barra del bar.
Con un poco de suerte, y al estilo Carmena, la campaña sigue con sus perlas en internet y me deja disfrutar de uno de mis vicios favoritos. Texto: Nano Trias (www.obaku.es/zenblog)

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