MAGAZINE DE DISEÑO, CREATIVIDAD GRÁFICA Y COMUNICACIÓN

Gallardón, suspenso en “presentación”, suspenso en “presentación”


Madrid es una ciudad donde el diseño no importa nada a sus dirigentes. Dar una vuelta por el centro es suficiente para cerciorarse de que la identidad gráfica no es una de las prioridades de Gallardón. La variedad de usos incorrectos en los elementos de identidad, empezando por el del escudo, es una realidad. Ahora, el Comité Olímpico da un paso adelante con su informe sobre las candidatas para los juegos de 2016. Mientras Chicago y Tokio obtienen una calificación de “Alta calidad” en la valoración de las presentaciones, y Río de “Muy alta calidad”, lo de “Calidad variable” es un eufemismo que el COI utiliza para propinar a la candidatura madrileña un suspenso en toda regla en lo que a diseño y comunicación se refiere.
“Nesecita mejorar”, que diría Manolito Gafotas. Por mucho que el alcalde pretenda que la candidatura ha salido reforzada en el informe –alcoyanismo puro–, lo cierto es que en varios aspectos el varapalo es evidente. En el que nos ocupa, la valoración de las presentaciones, el Comité Olímpico ha sido incluso generoso. La historia viene de atrás, cuando se celebró el concurso para elegir el logo de la candidatura: plagios que hubo que retirar en la fase final, sospechas en el sistema de votaciones, protestas de los profesionales del diseño que asistían asombrados a un proceso donde la profesionalidad era el último valor a tener en cuenta…
Después vino el peor eslogan que pueda imaginarse: “tengo una corazonada”. Más allá de lo desafortunada que es la gráfica, conceptualmente es un reconocimiento de las carencias, una excusa de mal estudiante: las corazonadas son siempre la respuesta a la ausencia de evidencias contrastables y argumentos objetivos.
¿Debe sorprendernos este rapapolvo? En absoluto. Madrid es un descampado en lo que a diseño se refiere. Un feudo de amiguetes que ocupa de prestado un trozo del Matadero y se reparte el pastel con la connivencia institucional. La crítica, por supuesto, es inexistente. Lo raro hubiera sido que esta vez las cosas se hubieran hecho bien.
¿Qué ha valorado el COI para castigar de ese modo al diseño madrileño? No está claro. Pero ni la manita de colores ni el eslogan de la corazonada habrán ayudado. Como tampoco el Dossier de Candidatura, que no aporta nada, y lejos de innovar y proponerse una audacia formal y estructural, parece más bien la memoria económica de una empresa de medio pelo.
Madrid y sus ciudadanos no se merecen esto. Es imprescindible abrir el diseño institucional a los buenos diseñadores aunque no se muevan en el cortijo, como lo es también que desde el Ayuntamiento se plantee como prioridad, urgente e ineludible, dotar a la ciudad de una imagen moderna, coherente, o cuando menos, mínimamente correcta. Partiendo de cero, sin amiguismos ni más parches. Valga como ejemplo de esa necesidad –podríamos citar cientos– los chirimbolos y puntos de reciclaje: presentan un identificativo del Ayuntamiento que dejó de usarse, debería haberse dejado, en el año 2004.

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