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Las Vanguardias toman la Fundación Juan March


MOHOLY-NAGY, László. Dinero en cantidad también para usted.................... 1932 copiaLa Fundación Juan March presentó en sus sedes de Cuenca, Mallorca y Madrid dos exposiciones que repasan la importancia de las Vanguardias de principio de siglo en el campo del fotomontaje y la gráfica aplicada. Casi un millar de obras repartidas entre ambas muestras, que resumen la actividad desarrollada por diferentes artistas desde la época de entreguerras hasta 1950. Publicado en Visual 156



Tras el éxito de la exposición dedicada a Aleksndr Deineka, la Fundación Juan March vuelve a centrar su atención en los movimientos artísticos de principios del siglo XX, concretamente, el fotomontaje de entreguerras y el impacto que las Vanguardias tuvieron en la propaganda, la publicidad, la arquitectura, el teatro, y otras disciplinas desde 1890 a 1950.
La primera de las muestras, que estará abierta en el Museo de Arte Abstracto de Cuenca antes de viajar a la sede de Mallorca lleva por título “El fotomontaje de entreguerras”; la segunda, en la sede de Madrid, “La Vanguardia aplicada. Tipografía y diseño gráfico, 1890-1950”.

El Fotomontaje de entreguerras

“La poesía más condensada en la forma”, “poetoplástica”, “objetivismo en las formas”, “epopeya moderna” son algunos de los términos que el poeta polaco Mieczyslaw Szczuka empleaba para calificar al fotomontaje. Corría 1924 y las Vanguardias, coetáneas al desarrollo de las técnicas de impresión y la reproducción industrial de fotografías en periódicos y revistas, habían encontrado en el fotomontaje una nueva forma de expresión que aunaba la eficacia en la comunicación del mensaje con la belleza estética.
Además de un medio perfecto para la transmisión de consignas políticas para arengar a las masas, el fotomontaje resultó ser un lenguaje óptimo para plasmar en imágenes muchas de las teorías del psicoanálisis y el surrealismo que hacían furor por la época gracias a sus perturbadores y extraños resultados que, en muchos casos, enraizaban con lo más profundo del subconsciente y las fronteras de lo onírico.
Desde el pasado 2 de marzo y hasta el 27 de mayo, el Museo de Arte Abstracto de Cuenca acogerá “Fotomontaje de entreguerras. 1918-1939”, una muestra que posteriormente viajará a la sede de la Fundación Juan March de Palma de Mallorca, y en la que se exponen más de cien piezas procedentes de la colección del estadounidense Merril C. Berman.
Fotocollages, maquetas originales, carteles, postales, revistas y libros firmados por artistas procedentes de diez países, entre los que se encuentran figuras tan destacadas como Lissitzky, Ródchenko, Schitters, Jan Tschichold o Zwart.
Además de las piezas originales, entre los atractivos de esta exposición se encuentra un catálogo en el que se incluye la edición facsímil del catálogo de la exposición “Fotomontage”, que se celebró en el Kunstgewerbemuseum de Berlín entre abril y mayo de 1931 y que incluye textos de László Moholy-Nagy, Wieland Herzfelde, Klucis o Lissitzky, entre otros. Esta muestra de 1931 supuso un punto de inflexión en el desarrollo del fotomontaje, pues estableció las fronteras entre la creación irreflexiva y la codificación del género a través de teorías que definían qué era el fotomontaje. Un análisis que, además de acotar la disciplina, determinó las palabras que conforman su campo semántico, incluida su propia denominación, “fotomontaje”, término que se popularizó de manera generalizada hacia 1931.
Tras su periplo español, la exhibición viajará en octubre a la Carleton University Art Gallery de Ottawa, donde permanecerá hasta mediados de diciembre.

La Vanguardia aplicada

Como en el caso anterior, las obras de la muestra madrileña proceden de los fondos de la colección Merril C. Berman, a los que hay que sumar los procedentes de la del santanderino José María Lafuente. Más de setecientas obras de doscientos cincuenta artistas que muestran cómo las Vanguardias, a pesar de su innovación, desarrollaron un arte que entroncaba con aquél anterior al siglo XVIII y en el que toda expresión artística era diseño o, en otras palabras, arte aplicado a una función como la divulgación religiosa, el dominio político o la representación de poder.
La diferencia entre ese arte aplicado antiguo y el desarrollado por las Vanguardias es que, en este último caso, su intención no era perpetuar la situación social y de poder existente, sino transformarla actuando en todas las esferas que configuran el entramado de la vida humana.
No es extraño, por tanto, que en la exposición se puedan ver ejemplos de carteles, panfletos, libros, revistas, cuadernos escolares, fotografías, piezas cinematográficas, trabajos de arquitectura, urbanismo, diseño industrial y de interiores, tipografías o publicidad. Una avalancha de piezas relacionadas con las diferentes facetas de la vida y procedentes de muy diferentes lugares geográficos, muchas de las cuales no se pueden datar e incluso de determinar su autoría, un hecho que hace aún más coherente esta labor de las Vanguardias por transformar la realidad independientemente de quién sea el responsable de ello.

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