MAGAZINE DE DISEÑO, CREATIVIDAD GRÁFICA Y COMUNICACIÓN

Los experimentos, con gaseosa


Son tiempos difíciles para la imagen del diseño y el prestigio de los diseñadores. El propio Alberto Corazón lo señalaba en la Carta Descorazonada que publicábamos en nuestro número anterior: “…no parece extenderse a otros sectores, como por ejemplo en la arquitectura, que está casi en quiebra técnica. Pero lo que permanece incólume, a diferencia del diseñador, es la reputación del arquitecto. Esa pérdida es la que me crea un profundo desasosiego”. Publicado en Visual 161


Es importante mantener una postura coherente y contundente desde todos los estadios de la profesión: las escuelas, las asociaciones, los entes públicos de promoción del diseño (¿existen aún?), y también en las conductas de cada uno. Sin embargo, se diría que de un tiempo a esta parte hemos relajado todos el nivel de exigencia, como si el deterioro en lugar de reafirmarnos nos llevara a una condescendencia mal entendida, como si quisiéramos adaptarnos a esa realidad más que enfrentarla.
De READ, la Red de Asociaciones de Diseño, sabemos poco. Su última “actuación” fue cuando se produjo la polémica por el logochanclas de la candidatura olímpica. Tarde y mal, salieron con un bochornoso segundo manifiesto –nueve asociaciones habían ya suscrito el suyo– en el que más que cuestionar el concurso y el resultado, preferían lamentar la polémica. Un manifiesto que ha quedado para los anales del mamporrerismo, de la sumisión del asociacionismo a los poderes que lo mantienen. En él leíamos:
“La READ quiere manifestar su preocupación por la polémica surgida en torno al logotipo para la Candidatura de Madrid como Ciudad Aspirante para los Juegos Olímpicos de 2020 y expresar su profundo malestar por el daño que está ocasionando a la comunidad de diseñadores. Desde la experiencia profesional, las asociaciones de diseñadores pensamos que la polémica no beneficia a la candidatura olímpica de Madrid ni a la imagen del diseño de nuestro país. (…) Por tanto pedimos, para futuras iniciativas, un mayor cuidado y atención”.
Hoy vuelve a ser noticia la READ por un experimento que habría de ser loable, en tanto que se quedara en eso, experimento. La iniciativa consiste en lo siguiente: se trata de poner en marcha la “co-creación” de su propio logotipo. Para ello se han seleccionado cuatro diseñadores que trabajan a distancia, reuniéndose virtualmente y confrontando ideas, reflexiones y propuestas. Un quinto diseñador actúa a modo de coordinador y notario, en el sentido que el proceso va a ser retransmitido, si se puede hablar en esos términos.
La co-creación en general y el co-diseño en lo específico son terrenos hoy en boga y a los que conviene prestar atención. Algunos ya han manifestado que puede tratarse una vez más de ponerle etiquetas nuevas a lo que ha existido siempre, dándole apariencia de novedoso; un vicio que los diseñadores de un tiempo a esta parte hemos tomado prestado del marketing, que en eso son auténticos expertos. Otros, irónicamente, se han referido al famoso dromedario diseñado por un comité de Carlos Rolando. En cualquier caso, no habremos de ser nosotros quienes cuestionemos las iniciativas que tratan de adentrarse en el diseño por nuevos caminos.
¿A qué entonces que lo pongamos en cuarentena? Incluso la voluntad de compartir ese proceso es interesante. Pero puesto que se pone como ejemplo, hay que ser muy cuidadoso tanto en la definición del proceso como en la manera de comunicarlo.
Tres son los aspectos que nos provocan reticencias. Por un lado, que READ le da a los diseñadores la libertad total y absoluta de co-crear la Identidad, de decidir la estrategia de comunicación, de decidir el sistema de trabajo. Aunque se argumente que “tal grado de Libertad solo puede responder a una absoluta confianza por parte del cliente”, dejar a éste fuera del proceso no parece un ejemplo a seguir, y no compartimos la idea de que sea “un increíble ejemplo de cómo se comprende el Diseño”. Al contrario.
En segundo lugar, que READ se compromete a implementar el trabajo que resulte de este proceso, sea cual sea. Tampoco nos parece algo ejemplar. No nos serviría como premisa en ningún encargo de diseño, pero es que si estamos ante algo experimental y así hay que entenderlo, el fracaso debe manejarse siempre como hipótesis, y ese compromiso carece de sentido.
Por último, y es quizá el aspecto más descorazonador, ninguno de los implicados recibirán compensación alguna por su trabajo. Es importante dejar claro que no existe crítica alguna a los participantes, y que no cuestionamos el hecho de que los profesionales ofrezcan su trabajo desinteresadamente cuando la causa merece la pena; y las asociaciones la merecen. Pero en el contexto de un experimento que pretende ser ejemplo, comunicarlo supone un error de estrategia imperdonable. La desvalorización de nuestro trabajo es un problema que crece, y hay intereses en extender ese argumento: el trabajo del diseñador no cuesta, sólo tiene valor el resultado. Es la premisa que se utiliza en los concursos abiertos y en las webs de crowdsourcing. Que con tanta ingenuidad las asociaciones ahora se suban a ese carro de manera pública y publicitada es imperdonable.

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One comment on “Los experimentos, con gaseosa

En México sucede algo similar (y creo que en muchos países más de hecho…). No sabemos a quién culpar…¿a las escuelas y su insaciable ambición de vender diplomados y cursos sin escrúpulos?, ¿a las computadoras y esa maravillosa facilidad de generar imágenes indiscriminadamente? ¿a internet y sus contenidos hipnotizantes?, ¿a los diseñadores holgazanes y complacientes?, ¿a la sociedad en su conjunto por ignorante y desinteresada?, ¿a las PC’s?, ¿a las Macs?, ¿al nuevo Papa?.
La verdad es que creo que nuestra carrera pasa por una especie de selección natural, como la selección natural de las especies (aquella de Charles Darwin) sólo que en este caso los organismos condenados a la extinción somos nosotros, la especie que nos auto-nombramos «diseñadores». ¿En verdad somos «diseñadores»? Algunos quizás sí, otros (la mayoría) aprovecha un boom para pseudo-diseñar, sin conciencia, sin fundamentos. Tenemos que retomar el asunto desde el principio y dejar de culpar a las cosas y responsabilizarnos de este estado tan lamentable al que se ha llegado.

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