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RGPD: Reglamento General de Pardillos y Diseñadores


Cuatro meses después de la fecha límite para que las empresas se adapten al nuevo Reglamento General de Protección de Datos, mi socia y yo esperamos al comercial de la empresa que nos lleva el tema. Después de cinco años con ellos nos informan de que la ley ha cambiado tanto que es imprescindible que volvamos a reunirnos. No, no se puede hacer por teléfono. No, tampoco por e-mail. Es tan importante que debe ser en persona. Tan importante que la visita vale tres veces más que la cuota anual, a sumar a la anualidad que ya pagamos religiosamente. Nos quejamos, pero el comercial quiere que entendamos que el trabajo que van a tener ellos para adecuarnos a la nueva ley es de tal volumen, que lo que nos cobran es casi un regalo, exclusivo para los que ya somos clientes.
Apunto estamos de declinar tan generosa oferta, pero antes de quedarnos descubiertos en este tema –y después de que nos recuerden las multas que hay en juego–, aceptamos. Preparamos nuestras preguntas para que al menos este pago extra valga para algo.
Llega un hombre de mediana edad trajeado, maletín con laptop y Samsung de última generación. ¿Que tal? ¿A qué os dedicáis? ¡Oh, que interesante eso del diseño! ¿Qué es exactamente? Él tiene una compañera que prepara unas presentaciones de PowerPoint estupendas. Lo del diseño gráfico es eso ¿no? Sonrisas forzadas y explicaciones vagas para acabar cuanto antes las presentaciones.
Empieza la reunión con quince minutos de explicación sobre la finalidad de la protección de datos. Esta charla ya la hemos vivido varias veces, así que se lo hacemos saber y le pedimos que pase a los puntos en los que cambia la ley. En realidad la nueva ley viene a decir lo mismo, porque la española ya era muy restrictiva, y casi todo permanece igual. Mi socia, encargada de las finanzas, pregunta a qué viene entonces el nuevo desembolso. La ley se parece mucho, pero debemos entender que hay que presentar un sinfín de papeles.
Pasamos al recabo de datos ¿Tenemos una copia de nuestra agenda de contactos? Si, claro, desde la primera vez que les contratamos ¿Tenemos datos médicos o relativos a la raza u opción sexual de nuestros clientes? No, lógicamente no ¿Ordenadores con contraseña? ¿Laptop codificado? ¿Copia en almacenamiento externo? Sí. Por supuesto. También.
Mi socia empieza a torcer el gesto, y el hombre le sonríe mientras asegura que lo tenemos todo muy bien. Eso ella ya lo sabe.
¿Tenemos dudas? Es nuestra oportunidad de sacarle provecho a la reunión, así que sí, las tenemos. Trabajamos con agencias, pero tratamos directamente con sus clientes finales. A todos los efectos, nosotros somos de la agencia ¿Tenemos que firmar algún acuerdo? Revisa un rato el ordenador. En ese caso no sabe con seguridad, pero no debemos preocuparnos porque un extenso grupo de juristas especializados darán respuesta a todas nuestras dudas. Él toma nota y nos contesta.
También llevamos las redes sociales de algunos clientes ¿Qué establece la LOPD al respecto? No está seguro, y no querría darnos una contestación equivocada. Toma nota. Pero no debe inquietarnos, porque un nutrido grupo de abogados darán buena cuenta de todas nuestras…
También le comentamos que la exigencia respecto a las cookies es casi imposible de cumplir: La ley exige que el visitante pueda elegir qué cookies acepta y cuáles no, además de que debe dar su consentimiento expreso antes de instalar la primera cookie, y eso sería una locura. Por primera vez desde que entró, muestra indicios de sentirse más seguro: Él de la parte técnica no sabe, pero sí sabe que se puede. Visito la web de su asesoría y le demuestro que, aunque rechazo todas las cookies, el sitio instala una docena y me permite navegar sin restricción alguna. Se mueve incómodo en la silla. Quizás esas cookies estaban de una sesión anterior. Le aseguro que no. No sabe por qué hace eso, pero es muy raro.
¿Recibimos currículums? Pregunta buscando una salida. Claro, recibimos. En ese caso, antes de almacenarlos debemos escribir un mail de vuelta explicando el uso que vamos a hacer de sus datos, sus derechos, y les comunicamos que entendemos que nos dan su aprobación para el uso de esos datos en un extenso texto legal de 260 palabras. Mi socia y yo nos miramos. Están buscando trabajo y nos han enviado ellos sus datos: claro que aceptan. Ya se imagina, pero es lo que dice la ley. Muchas veces recibimos sólo un enlace a sus webs o Behance ¿En esos casos también? También, aunque no tiene claro qué es Behance. Le hacemos ver que no tiene demasiada lógica, pero insiste en que ese es el procedimiento. De todos modos, para nuestra tranquilidad, se lo preguntará al nutrido grupo de abogados que…
La conversación se alarga veinte minutos más en la misma línea. Al cabo de ese tiempo, el extenso grupo de profesionales tendrá que contestar a una docena de preguntas irresolubles.
Nos despedimos, no sin que antes haga una mención divertida a lo complicado que es nuestro sector. Un mes después sólo nos han enviado una serie de documentos genéricos, tan válidos para nosotros como para una panadería.
Así que esto es lo que sienten las víctimas del timo de la estampita. La única diferencia es que este timo está institucionalizado.
Anuncian una futura subida de autónomos. Lo bien que nos hubiese venido el dinero que nos costó la visita. Publicado en Visual 195

Texto: Nano Trias (www.obaku.es/zenblog)

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