“No me imagino la campaña de lanzamiento de un hipotético coche que funcionara con agua, en vez de hacerlo con gasolina, utilizando complicados juegos de palabras y dobles sentidos”. Así hablaba Luis Bassat en El Libro Rojo de la Publicidad sobre cómo un buen producto debe ser el protagonista de nuestra comunicación. Tenía toda, o casi toda la razón.
Publicado en Visual 144