MAGAZINE DE DISEÑO, CREATIVIDAD GRÁFICA Y COMUNICACIÓN

Clara Montagut. De la vorágine del lifestyle, al diseño reposado


Después de años diseñando algunas de las más modernas revistas sobre estilo de vida urbano, Clara Montagut ha cambiado la urgencia de la ciudad por la tranquilidad del campo. Desde allí sigue utilizando el diseño para compartir ideas con los lectores, aunque en esta ocasión, sobre cómo cultivar un huerto o tejer artesanía.
clara montagut
De un tiempo a esta parte, Clara Montagut teje, cocina y cultiva en su huerto flores y verduras. Lo he hecho siempre, solo que ahora lo puedo hacer en horario laboral, explica, al tiempo que desvela cuál es su situación profesional en estos momentos. El trabajo freelance es muy complicado y a veces asfixiante, pero te permite una movilidad y una organización del tiempo distinta. Ahora cocino, tejo y estoy más cercana de la naturaleza en mi día a día y no solo los fines de semana, como cuando trabajaba asalariada y con horario de oficina. Para ella, cultivar un huerto, cocinar o diseñar prendas y tejerlas: Tiene un proceso y una planificación muy semejantes a un proyecto de diseño. Además, esas pequeñas dosis de creatividad oxigenan mi cabeza, mi espíritu y alimentan mucho.
Hace cinco años que Clara Montagut es mercenaria freelance del diseño. Un epígrafe profesional que difícilmente encontrará acomodo literal en los impresos de la Agencia Tributaria, pero que viene a significar que trabaja para agencias, estudios y editoriales cuando me necesitan. La decisión de recorrer esta nueva senda profesional se produjo al poco tiempo de dejar su puesto en la revista Esquire, que coincidió con una delicada situación familiar y el nacimiento de su segundo hijo. Razones más que suficientes para establecerse por su cuenta y compaginar con más facilidad el trabajo y la atención a los suyos.
Hasta ese momento, Montagut había trabajado en estructuras de medio y gran tamaño. Empresas en las que ocupó importantes puestos de responsabilidad en una época en la que la prensa en papel vivía uno de sus momentos más dulces. No paraban de aparecer nuevas publicaciones, se importaban cabeceras del extranjero y los anunciantes obligaban a aumentar los pliegos para dar cabida a las inserciones publicitarias.
Mis comienzos en esto del diseño fueron un poco por casualidad. Estudié Bellas Artes y luego grabado y Diseño Gráfico en la escuela de la Casa de la Moneda con intención de dedicarme a la ilustración y al grabado. Era 1998, la industria de la prensa vivía buenos años y había mucha demanda de maquetadores y diseñadores gráficos, así que empecé a trabajar en la editorial infantil Bayard Revistas. Al poco entré en Prisa Revistas, que ahora es Progresa, a las ordenes de Mikel Garay y Carlos Velasco, que me enseñaron mucho del oficio como, por ejemplo, la diferencia entre arte y diseño, y entre diseño y diseño de la información.
Desde muy joven, Clara Montagut comenzó a dirigir equipos de profesionales en importantes proyectos editoriales. Una situación que continuó cuando, de la mano del que fuera su jefe en Rolling Stone, Andrés Rodríguez, pasó a ser la responsable de diseño de la versión española de la mítica revista Esquire. Una responsabilidad que asumió de manera natural y que pudo desarrollar sin demasiados problemas a pesar de que, en la industria editorial de la época, la mayor parte de los cargos de responsabilidad estaban cubiertos por hombres.
Nunca me he sentido discriminada ni ignorada. Puede parecer un tópico, pero las personas que nos dedicamos a la creatividad somos más empáticos y es más sencillo no ver diferencias entre sexos. Por otra parte, siempre he promovido el respeto y la educación en mis equipos y eso hace que todo sea mas sencillo, lo que no quita que me haya topado con deshonrosas excepciones. Cuando el estatus de poder cambia, sí encuentras ese escalón de jefes y compañeros que te miran por encima del hombro, que no encajan bien tu maternidad o que cuestionan tu compromiso con la empresa por tus decisiones vitales. Afortunadamente, no he tenido que lidiar demasiado con ellos.
En la carrera de Clara Montagut han pesado tanto las oportunidades profesionales como las necesidades personales, familiares e incluso la militancia. De hecho, uno de los proyectos en los que colabora actualmente es El Obrero, diario digital de modestos recursos pero de grandes objetivos: conseguir una sociedad solidaria, plural e inclusiva
Siempre he intentado estar cómoda ideológicamente con el medio en el que he trabajado. A veces es complicado, pero con los años una se vuelve más práctica, sincera y prefiere trabajar en empresas vinculadas con la sociedad, con el cambio y con la información transparente. Ese compromiso es una de las razones por las que Montagut también colabora con empresas sociales y ONG. Para mí es la parte más romántica de este trabajo, la de querer cambiar el mundo, la de hacerlo más bello e inclusivo. Además de ser un trabajo muy satisfactorio, es un reto y una responsabilidad muy grande porque esos colectivos, que no manejan los mismos presupuestos que las grandes compañías, te confían su dinero para que les ayudes en su comunicación. Eso impone mucho respeto.

Propagar el mensaje

En esa tarea por lograr una sociedad mejor juega un importante papel la educación, sector en el que Montagut también está implicada a través de las clases que imparte a alumnos de diseño y en las que, inevitablemente, se filtra su visión del mundo y de la vida.
Tengo alumnos de toda clase, desde estudiantes de escuelas de diseño que están empezando su formación, a profesionales del gremio, alumnos de máster e incluso aficionados. La variedad es tan grande que es necesario transmitirles la información de manera diferente según sus capacidades y sus motivaciones. En ambos casos es imprescindible la sencillez y la empatía y yo de eso tengo mucho.
Además de diseño y arte, Clara Montagut ha hecho teatro y canto, dos disciplinas que le han proporcionado las herramientas para captar la atención de un auditorio, presentar la información de forma amena y no quedarse afónica ante el público. Si eres capaz de transmitir en clase el contexto y las sensaciones que se generan en el proceso de creación de un proyecto, la vocación de tus alumnos se despierta. Además, yo soy muy payasa y cuento chistes y anécdotas muy locas para conectar con ellos. En ese sentido, el humor es maravilloso porque nos aleja del ego y del endiosamiento del gremio.
Montagut es una profesora inusual. Además de por esa forma de concebir el diseño y su personal forma de transmitirlo, por todo lo que sabe. Ella ha vivido las últimas épocas del diseño tradicional, la edad de plata del papel, y la irrupción de las técnicas digitales. En definitiva, Montagut ha visto cosas que nunca creeríais y, además de volcarlas en sus trabajos, las comparte en sus clases.
La profesión de diseñador lleva asociada el aprender cosas nuevas de continuo, ya sean programas, sistemas de trabajo, dispositivos o lenguajes. A lo largo de mi carrera he pasado por varios momentos históricos para la información y el diseño, como el empleo del ordenador personal para uso profesional, la creación de programas de edición y diseño, internet o los dispositivos móviles que han cambiado nuestro trabajo y el modo de relacionamos con la información como usuarios. Aunque nací con el papel y es mi medio más querido, no puedo ignorar el digital ni como profesional ni como usuaria. Por eso es para mí un placer trabajar con los diseñadores más jóvenes y aprender de lo que saben.
La preferencia por el papel o los soportes físicos no es una cuestión de romanticismo o nostalgia. Para Montagut, el trabajo artesanal y la creación de cosas con las manos es algo que, en su opinión, todo diseñador debería hacer para mejorar la calidad de sus trabajos y conseguir un equilibrio emocional.
En nuestra profesión es imprescindible usar las manos ademas de la cabeza. Con esto no quiero decir que sea necesario saber dibujar, hacer una tortilla o coser para ser un gran diseñador, pero usar las herramientas y enseñar a tu cerebro otros lenguajes de expresión siempre suma. Los creativos necesitamos alimento para nuestro cerebro y la práctica manual es uno de los métodos más efectivos para mantener esa plasticidad del cerebro que aprende. Lo que se hace a mano es único y, además de todas las bondades terapéuticas y emocionales que tiene, es un buen diferenciador del talento y el ingenio de un diseñador.
El talento de Clara Montagut está más que probado. Aunque en su opinión sus mejores trabajos en diseño de revistas son los de su etapa de Rolling Stone, a lo largo de su carrera ha recibido premios por otros muchos proyectos, algunos de los cuales han sido otorgados por sus compañeros de profesión, lo que para ella es un orgullo doble.
Independientemente de que tengan mucho o poco de nosotros, las personas creativas estamos exponiendo constantemente nuestro trabajo para que sea juzgado. Por eso, los premios son maravillosos para el ego, pero para el ego bueno, ese que te hace seguir adelante y te motiva. Los galardones te traen canapés el día que los recoges, visibilidad y, sobre todo, conocer gente con tus mismas inquietudes e intereses, pero nada más. No te dan más trabajo, ni fortuna. Al menos, a mí no me lo han dado.
Que los premios no hayan venido acompañados de fortuna, trabajo u otras prebendas no parece que haya sido un problema para Montagut. Su trayectoria y los proyectos personales que ha emprendido en los últimos tiempos, entre los que destaca su blog paseandohilos.com, muestran una actitud vital alejada de narcisismos, vanidades, ambiciones materiales y más centrada en compartir conocimientos o experiencias como vía de crecimiento individual y colectivo.
Mi trabajo en el blog es muy personal y muy libre. Solo hago las cosas que me apetece, sin presupuesto, sin prisa, sin jefe, mezclando disciplinas, pero intentando que los contenidos que genero sean útiles, entretenidos y bellos, para lo cual tengo que usar lenguajes visuales y narrativos adaptados al medio digital.
Entre los materiales disponibles en paseandohilos.com están recetas, consejos y trucos domésticos que Montagut recopila periódicamente en unas fichas que, aunque están pensadas para ser vistas en el móvil mientras se hace la compra o tranquilamente en el sofá, también pueden ser descargadas libremente, de modo que: Si al final del año las imprimes y encuadernas, tienes un librito de temporada muy útil y hasta bonito. Definitivamente, por muy libre, experimental y vinculada a internet que sea esta faceta creativa de Montagut, ella no pierde de vista cuál es su bagaje ni a quién va dirigido lo que hace porque: Si te olvidas del trabajo y solo lo haces para contarlo en redes sociales, entonces no eres diseñadora, eres Instagramer. Publicado en Visual 200


Texto: Eduardo Bravo

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