MAGAZINE DE DISEÑO, CREATIVIDAD GRÁFICA Y COMUNICACIÓN

Crónicas de pseudo/nimma.
Publicidad, Sí, pero No


Hay cosas que en publicidad y en diseño son lícitas, pero no me gustan. Me ha pasado con la campaña de defensa de la publicidad que ha puesto en marcha la plataforma ¡Publicidad, Sí!, formada por 32 entidades entre asociaciones y empresas del sector. La plataforma se creó por iniciativa de Carlos Martínez Cabrera –hay gente a quien si no es en primera persona del singular se le muere un gatito–, presidente de la AEACP, y dice que la campaña tiene un marcado carácter social. Publicado en Visual 165


Opinable, cuando menos. Argumentos como “la publicidad es un motor de la sociedad de bienestar, al facilitar el éxito de las ideas que mejoran nuestra vida”, o que “promueve la difusión de valores e iniciativas sociales fundamentales para la igualdad, la solidaridad, el progreso social” a algunos nos chirrían bastante, no hay más que ver un corte de anuncios en televisión para darse cuenta de que tanta grandilocuencia está muy lejos de lo que vemos todos los días. Y no quiero hacer con esto un ataque a la publicidad en general. Seguro que una parte de la publicidad está en esa línea, pero es la excepción. La mayoría de las campañas que yo veo están muy lejos de eso.
Decía que hay cosas que siendo lícitas no me gustan. Una de ellas es cuando se utilizan recursos de causas que deberían no ser tocadas, que pertenecen a todos, en beneficio de lo trivial, ya sea marca, producto o argumento. Y precisamente esa ha sido la sensación al ver esta campaña, y muy concretamente su logotipo. Llámeseme pijotero o paranoico, pero a estas alturas uno ya no cree en las casualidades. Un círculo verde es un círculo verde, y la tipografía en blanco es la tipografía en blanco. Y destacar la palabra “Sí”, ya sea poniéndola en negrita o precediéndola de un “>”, es destacar la palabra “Sí”. La empatía y la especificidad en comunicación son limitadas, es indemostrable, pero estoy convencido de que cuando uno se apunta al tren de otro, ese tren pesa más y se resiente.

El FAD: otro continente, mismo contenido

Cuando esta revista esté en la calle el FAD habrá abandonado su Convent dels Angels frente al MACBA para trasladarse a la “Grapadora” de las plaza de Les Glóries. Aunque alguien lo ha definido como “dejamos el castillo de Howards con toda su magia para irnos a Carrefour”, es una buena noticia, El disseny HUB va a ser un centro del diseño sin equivalente en el mundo por su tamaño y por su contenido, y el FAD no debía quedarse fuera de él. Además, no solo se trata de un traslado, la oportunidad de participar en la gestión y dirección del centro –junto al Ajuntament y el BCD– es una oportunidad histórica para el FAD. Hasta aquí todo son buenas noticias. Pero la operación tiene también sus riesgos, y especialmente uno: la tentación de que el FAD deje de ser lo que es, una asociación de asociaciones de profesionales del diseño, independiente, crítica, libre e inconformista. Tocar poder y presupuestos, sentarse a la mesa de los que deciden puede ser una tentación. Las asociaciones y sus presidentes tienen que ser especialmente cuidados y beligerantes si es necesario. De siempre ha existido un cuidado equilibrio entre ellas y la institución, un equilibrio que se mantiene como los buenos edificios, por las tensiones opuestas. Desde la casa madre del FAD va a tocar jugar un papel más institucional, pero ello no puede llevar a ningunear a las asociaciones y a sus socios, ni a quitarles protagonismo y poder. De momento lo tienen: el órgano de poder del FAD consta de 9 votos, y cinco de ellos son los cinco presidentes de arquinfad, adifad, modafad, a-fad y adgfad. Casi nunca se ejerce la sindicación de esos votos –alguna vez sí– pero lo importante es que siga existiendo la posibilidad de que se ejerza, aunque no se haga. Desde arriba romper ese equilibrio puede ser una tentación muy grande, pero ahí tienen que estar las asociaciones y los socios muy atentos, para que no suceda.

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One comment on “Crónicas de pseudo/nimma.
Publicidad, Sí, pero No

Como muy bien comentas, la publicidad que nos muestran en televisión no ofrece mensajes que aporten un bien a la sociedad. Aunque como todas las cosas no es bueno generalizar.

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