MAGAZINE DE DISEÑO, CREATIVIDAD GRÁFICA Y COMUNICACIÓN

Durham Brand & Co. El siguiente proyecto


Austin Dunbar es un buen ejemplo de lo que debe ser un diseñador en el mercado actual. Dueño de su propio estudio, Durham Brand & Co., es capaz de dar el mejor servicio en cualquier lugar del mundo combinando los beneficios de una estructura pequeña con la colaboración puntual de profesionales de diferentes disciplinas. Todo para conseguir que el último trabajo sea siempre mejor que el anterior.

durhand

En 2014 Austin Dunbar decidió fundar Durham Brand & Co., su propio estudio de diseño. El nombre deriva de mi segundo nombre, Dunbar. Lo de Brand y el Co. es porque desde un principio quise que fuera un estudio especializado en branding y una empresa de ropa.
Antes de instalarse por su cuenta, Dunbar estuvo varios años trabajando de freelance en diferentes estudios de Estados Unidos. Una experiencia que le permitió conocer mejor el mundo del diseño, el mercado y definir el tipo de estudio que quería tener.
Una de las claves era tener una estructura pequeña. De hecho, el estudio soy solo yo. Sin embargo, siempre tuve claro que para hacer determinados proyectos es necesario contratar a otros profesionales. El resultado es igual de bueno y el cliente no percibe si la estructura es más o menos grande.
Tanto es así que, cuando se invita a Dunbar a que sueñe y fantasee cómo le gustaría que fuera Durham Brand & Co. en el futuro, su respuesta no es especialmente ambiciosa. El objetivo es, sencillamente, mantener un estudio de dimensiones reducidas.
Al menos en lo que a empleados se refiere quiero que sea así. Reconozco que no soy el mejor de los jefes cuando la gente viene buscando directrices u organización interna. Por eso lo único que deseo es que el estudio mantenga su tamaño al tiempo que continúa trabajando con buenos clientes y buenas cuentas. De esta forma, cada vez será más fácil desarrollar mejores trabajos que consigan que los clientes estén contentos. En el fondo, mi mayor preocupación es conseguir que el último trabajo que haga sea el mejor de los trabajos que he hecho hasta el momento.
El perfil de Durham Brand & Co., como estudio de diseño, combina esa humildad en la estructura con una enorme ambición en los resultados. Una filosofía que se resume en una motivadora frase que aparece en su página web: “Somos un equipo de gente de la hostia centrados en hacer trabajos de la hostia para gente que también sea la hostia”. Un lema que, definitivamente, evita que clientes despistados puedan llevarse a error.
La estructura reducida hace que no tenga que hacer frente a grandes gastos y eso a su vez me permite seleccionar los clientes con los que trabajo. De esta forma, e independientemente del presupuesto del que cuente el proyecto, tengo la oportunidad de trabajar con gente que me gusta, en la que confío y con la que creo que va a ser posible desarrollar buenos trabajos y mantener una buena relación a largo plazo.
Este criterio de selección de los clientes hace que en Durham Brand & Co. coincidan desde grandes compañías a pequeños negocios aunque, a primera vista, parezca que abundan más los segundos.
Bueno, parece que solo trabajamos con clientes medianos y pequeños porque son los que no ponen trabas ni cláusulas de confidencialidad a la hora de poder publicar los proyectos en la web, pero los hay de todos los tamaños. Por lo demás, creo que cualquier persona necesita un buen diseño para su negocio independientemente del presupuesto que tenga para ello. El único problema es que el diseño es un tema subjetivo y, en ocasiones, lo que a mí me puede parecer magnífico a otra persona le puede parecer espantoso. Por eso, la clave vuelve a estar en tener el convencimiento de estar haciendo el mejor de los trabajos, independientemente del presupuesto, la repercusión o el cliente.

Decir mucho o muy poco

Criado entre Estados Unidos y Japón, donde su madre tenía una galería de arte contemporáneo, Austin Dunbar creció rodeado de cuadros y libros de arte. Además de estas influencias, a su formación como diseñador cabe añadirle el trabajo de diseñadores norteamericanos de los años 30, 40 y 50, ilustradores o tatuadores, en los que las texturas, los tipos de madera y esa imperfección que aporta lo manual juega un papel importante.
Como diseñador, creo que es el proyecto el que determina la técnica a utilizar. En otras palabras, no puedo emplear las mismas soluciones si tengo que hacer un póster para una gira que la imagen corporativa de una compañía. En ese sentido, mi trabajo es una mezcla de la tecnología actual con las técnicas manuales antiguas que permiten conseguir ese efecto orgánico o de texturas. De hecho, si ves que una tipografía tiene aspecto de ser un tipo de madera, muy probablemente sea porque es de madera, aunque después se escanee, se retoque o se trabaje sobre ella digitalmente.
Para poder saber qué es lo que pide el proyecto el diseñador debe estar atento, ser receptivo a los diferentes estímulos y maleable para poder adaptarse a ellos. Unas exigencias que no impiden desarrollar un estilo personal y reconocible que, en su caso, podría ser una paleta de color reducida y una importante presencia de la tipografía en los trabajos.
Me encanta la tipografía y los efectos sutiles que puedes generar sumando las diferentes capas de la comunicación. En mi opinión, puedes reconocer a un buen diseñador según el modo en que maneja las tipografías. Por eso paso mucho tiempo trabajando el aspecto visual de las letras porque, según las utilices, las letras pueden decir mucho o muy poco. En cuanto a lo de los colores, en ocasiones son necesarios colores más saturados y en otros más apagados, todo depende del caso. Lo que sí es cierto es que algunos trabajos del estudio acostumbran a tener tonos más desgastados para romper con el entorno estético y destacar en los lineales, que suelen caracterizarse por tener colores muy brillantes.
Ser creativo en un estudio de dimensiones reducidas exige necesariamente ser creativo en múltiples disciplinas, aunque no se dominen perfectamente todas ellas. En todo caso, también hay que saber dónde poner el límite para no ofrecer al cliente servicios que superan las capacidades o las preferencias del diseñador.
Está claro que no necesariamente me gustan todas las disciplinas. Por la misma razón, hay cosas que directamente no ofrezco a mis clientes. Por ejemplo, en la web del estudio dice que hacemos “Diseño web”, que no es lo mismo que “Desarrollo web”. En esos casos contamos con un magnífico colaborador de la empresa Nerdgency, que es quien se encarga de programar la web con las directrices y archivos que crea Durham Brand & Co. Esto permite que nos dediquemos a aquellas cosas que preferimos. Campos como el branding, el diseño de packaging e incluso una línea de ropa, que nos da la posibilidad de colaborar con otros diseñadores, proveedores o comerciantes y que consigue que nuestro trabajo creativo no acabe cuando finaliza el trabajo del estudio propiamente dicho. Publicado en Visual 189

Texto: Eduardo Bravo

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