MAGAZINE DE DISEÑO, CREATIVIDAD GRÁFICA Y COMUNICACIÓN

Este trabajo me mata . Montoro y la imagen de país


El pasado 3 de abril puse la televisión para seguir la noticia del día: la presentación de los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso. Montoro y Posadas salen con un cartón en la mano, del tamaño de un A3 como mínimo, con un diminuto pendrive pegado en un lateral y un gigantesco código QR en el centro. Para que todo el mundo pueda “escanear” el código, lo mantienen levantado paralelo al cuerpo, como si de un escudo antiperiodistas se tratase. Publicado en Visual 156

Posadas y Montoro se sonríen y cuchichean mientras dan tiempo para que la gente descargue el contenido que esconde el QR. Mientras tanto, los asistentes ojean unas hojas apaisadas que les han dado a modo de dosier de prensa. El plano corto que le hacen a un periodista durante dos segundos es más que suficiente para que se me quemen las retinas con el dosier.
Voy a descargarlo a la web del Ministerio de Hacienda y, efectivamente, todas mis dudas se confirman: es un pdf, pero nació siendo un powerpoint sin duda alguna, incoherencia en el uso de las tipografías, ningún tipo de jerarquía en los textos, kernings e interlineados forzados, colores chillones compitiendo por acaparar la importancia en la página, degradados, sombras, imágenes estrechadas, vacíos sin sentido, tabulaciones imposibles… En general, podría estudiarse en las escuelas de diseño como el manual de lo que nunca debe hacerse, a menos que quieras enviar la reputación de tu empresa al fondo del pozo. Podéis buscar los 1.001 despropósitos vosotros mismos desde esta dirección: bit.ly/presus2012
El pdf tampoco contiene metadatos, excepto el nombre de usuario del autor y un tristísimo recordatorio de su procedencia powerpointera en el título: “Sin título de diapositiva”. Un desastre que están manejado, en ese momento, centenares de periodistas patrios y extranjeros, y que parece más propio de un escolar en su primera clase de ofimática que del Ministerio de Hacienda de un país que asegura ser moderno, capaz y eficaz. Si ese dosier me lo entrega una empresa privada, no solo no contrato ningún producto con ellos, sino que dejo de escucharles en ese mismo momento. La impresión que da es, como mínimo, de caos mental, de falta de eficacia, de dejadez total por los detalles, carente de coordinación y de un puñado de cosas más.
Y no puede decirse que el señor Montoro no sepa lo que es dar imagen. Tan solo un par de meses antes estaba enfrascado en una campaña electoral donde su partido desplegó la imagen de marca más cuidada de todos los partidos que se presentaron (que no la mejor).
Ya no está el DDI, y a Enisa no le queda apenas resuello para ir a regañar al ministro que reparte los dineros por dar una triste impresión del país, así que el señor Montoro se quedará sin saber que esta vez le han asesorado mal:
• Cualquier especialista en usabilidad y diseño de la información le contaría que los QR, aunque quedan modernetes, requieren de un smartphone o tablet, de una cámara y de un software específico capaz de “traducirlo”, lo que no facilita su acceso precisamente. Además, es fácil de falsear para introducir malware a cualquier ingenuo que se le ocurriese escanearlo desde una imagen trucada. Es mucho más accesible y seguro usar un acortador de url’s; son gratuitos, sencillos de recordar y personalizables. El enlace que he puesto antes lo he personalizado en dos segundos y solo se requiere una conexión a internet. También le hubiese dicho que en un A3 entraban holgaditas ambas cosas, que no son excluyentes.
• El mismo especialista le diría que la diferencia está en los detalles: el modo en que se abre el pdf, el nombre del archivo, la información extra que proporciona el documento, etc. Todos ellos contribuyen a proyectar cierta imagen al destinatario. Estos especialistas existen por algo, y las grandes empresas les contratan porque saben lo importante que estos detalles pueden llegar a ser. La imagen que han proyectado es, siendo amables, de principiantes.
• El diseño gráfico no es un gasto, sino una inversión. Un diseñador podría haberle asesorado cómo conseguir orden, dotar al conjunto de una estructura, darle una imagen coordinada y crear unos destacados que realmente resaltasen la información importante. Jerarquía y coherencia gráfica que se hubiesen traducido en una imagen de seguridad, tranquilidad y equilibrio. Quizás hoy Monti y Sarkozy estarían menos convencidos de la necesidad de un rescate para España.
• Dejar de invertir en diseño no es ahorrar. Es el equivalente a que el presidente del Congreso dejase de ducharse para ahorrar agua a un mes de su participación en una cumbre internacional: ahorrar unos euros a cambio de dar una pésima imagen internacional. Recuperar esa imagen le va a costar mucho más que lo que ahorró.
No mire para otro lado, señor Montoro, y si como partido saben lo que hay que hacer, aplíquenlo también como Gobierno. Les aseguro que, bien asesorados y bien hecho, un poquito de diseño les supondrá un notable aumento del prestigio. Yo, personalmente, con no sentir vergüenza ajena el próximo año, ya consideraría que hemos avanzado.

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