“Miquel Barceló diseña el logotipo para conmemorar el cuarenta aniversario de la Universidad de les Illes Balears”.
Con ese titular, ya está todo dicho. No hace falta más para imaginar el resultado. Ya hemos toreado muchas veces en esta plaza, y sabemos que la ecuación nombre de artista + diseño de logotipo + organismo público da como resultado una curva descendente tendente a cero. No es proteccionismo ni chovinismo diseñil, es simplemente que arte y diseño no siguen los mismos principios ni pretenden obtener los mismos fines, luego no funcionan igual, y tener éxito en un campo no significa maestría en el otro.
No veo a nadie diciéndole a Barceló: “Oye ¿has pensado cómo va a quedar eso en la reducción?”. Ni al rector de la universidad diciéndole: “Pse, nos gusta pero no nos emociona ¿podrías darle una vuelta?”. De modo que no creo que Don Miquel haya pensado mucho en los puntos básicos en los que debe basarse un logotipo. No tiene ni por qué conocerlos.
El mismo morbo que te hace decelerar para ver un accidente me obliga a levantar la vista al televisor para ver el resultado. ¡Bingo! Desproporcionado, poco legible, imposible de escalar, malo de aplicar, difícil de adaptar. El logo oficial de la UIB parece absurdamente pequeño y fuera de lugar respecto al trazo de Barceló. El texto manuscrito de “40 anys” también se ve extraño, colgado y pequeño encima del dibujo del artista. Para rematar la jugada, un pequeño texto, totalmente fuera de la composición, avisa que el copyright es de Miquel Barceló, 2018. Lo único realmente legible son las siglas UIB, en vertical dentro del trazo del dibujo principal, que pretende ser… ¿una anémona? ¿un nabo? En la tele la vicerrectora de la Universidad, emocionada, nos saca de dudas: es un anzuelo, una potera. Igual que aquella herramienta saca los frutos del mar, explica, así la Universidad hace aflorar el conocimiento.
Si nunca habéis visto una, este es el momento de googlearlo. Una potera es un anzuelo para calamares que, tras un cuerpo ovalado similar al de un pez, esconde una corona de clavos destinada a clavarse en la boca del calamar e impedir que escape. Esos pelos en la zona inferior del dibujo son una docena de anzuelos.
Pues no, en lo comunicativo tampoco han estado acertados. La vicerrectora se regodea en la explicación, como si hubiese sido el resultado del brainstorming más feroz y la potera fuera la metáfora definitiva de una Universidad.
A pesar del escalofrío que provoca el símil ella está encantada, y no es para menos. Es probable que sin el logo de Barceló la asistencia de medios hubiese sido menor. Ni los 40 años ni el logo son noticia suficiente sin la confluencia entre ambos de un artista de semejante talla, pero todo junto sí, y da incluso para telediarios nacionales. ¡Que más se puede pedir!
Mientras tanto, todo el que está viendo ese noticiario oye “logo”, y ve el dibujo de Barceló, y su mente establece nexos entre palabra y objeto.
Nada costaba titularlo: “Miquel Barceló hace un dibujo para conmemorar el cuarenta aniversario de la Universidad de les Illes Balears”. Pero claro, entonces lo que no hay es noticia.Publicidado en Visual 191
Texto: Nano Trias (www.obaku.es/zenblog)