Gràcies Jordi, de cor, por hacer entender a la gente lo que algunos llevamos años pregonando. Gracias por hacer coincidir tus declaraciones a El Confidencial con el primero de Mayo, día del trabajo, porque si no llega a ser por esa conjunción, quizás tus palabras hubieran pasado sin pena ni gloria. Gracias por exponer claramente algo que es vox populi, pero difícil de verbalizar para los grandes empresarios de este país: que vuestros beneficios dependen directamente de vuestros becarios.
Supongo que, cuando te entrevistaron en El Confidencial, tú contestaste de corazón, conocedor de que España entera adora a su chef televisivo estrella. Qué podía ir mal cuando dijiste eso de que: “Un restaurante Michelin es un negocio que, si toda la gente en cocina estuviera en plantilla, no sería viable”. O eso otro de: “Si queremos que esos becarios cobren un salario, o mejorar las condiciones generales en las cocinas Michelin, la única solución pasa por encarecer el servicio”, después de lo cual comentas eso de que aquí puedes comerte un menú en el Seller por sólo 165 euros gracias al trabajo gratuito de la gente de cocina, mientras que en Europa calidades inferiores te pueden llegar a costar 700 euros. Por la comparación entiendo que la gente en las cocinas europeas cobra.
Pero ¡perdona mis modales! Es tal mi embelesamiento que se me ha olvidado presentarme. Pertenezco a un pequeño grupo de diseñadores gráficos que trabajan en contra del trabajo especulativo en nuestra profesión, en la que cada vez más a menudo nos piden que trabajemos gratis a cambio de visibilidad o de futuros proyectos intangibles. Somos unos cuantos los que creemos que la creatividad y el trabajo se pagan, igual que cualquier otro producto o servicio. Un número altísimo de agencias se han sumado a tu modo de emprender, y pueden ofrecer los servicios de publicidad y gráfico a un precio muy competitivo gracias al trabajo que sus becarios sacan adelante de manera gratuita. A las escuelas de publicidad, marketing y diseño les ha parecido genial, y ofertan “prácticas en empresas” como la panacea, mientras sirven de proveedor perpetuo de trabajo gratuito a aquellos que piensan como tú.
¿Ves el paralelismo, Jordi? ¿Entiendes a donde quiero llegar? Porque no han pasado ni quince días desde que los medios hacían público que te has comprado un palacete de tres millones de euros, Jordi. O sea, que sacas pingües beneficios gracias al trabajo gratuito de tus stagiers. Ya, sí; que ese dinero no es sólo del Àbac, sino de tus participaciones en televisión y contratos publicitarios. Pero es que la relación causa-efecto está muy clara: Tienes tres estrellas Michelín porque tus becarios trabajan gratis; te llamaron de la tele porque tienes tres estrellas Michelín, tienes contratos publicitarios porque sales en la tele. Así es como, al final, tu palacete ha salido de tus stagiers.
En nuestra profesión suelen ser coches de alta gama y caros áticos, pero el dinero de los dueños de las agencias sale del mismo sitio, Jordi. El proceso es el mismo en todas las profesiones que se hacen competitivas gracias al trabajo especulativo o precario: periodistas, chefs, diseñadores, marquetineros o publicistas.
A raíz de tus declaraciones los medios se han apresurado a preguntar a algunos de estos becarios, y me ha sorprendido encontrarme la misma frase que usan nuestras agencias, o los que convocan concursos especulativos: “Aquí a nadie se le pone una pistola en la cabeza”, “el que está es porque quiere”, “el que entra de stagier ya sabe lo que hay” o “aquí se viene a darlo todo”. Joder, Jordi, es de genios que sean los explotados los que defiendan el sistema. Saben que el único modo de alcanzar tu estatus es ser ellos mismos los explotadores de las siguientes generaciones. Lo que no les contáis es que el noventa por ciento no te llegará a la suela del zapato. Pero si se lo dices se irían, y se acabaría el Àbac.
En nuestra profesión las prácticas son una obligación que ponen las escuelas para obtener el título, de modo que no queda más remedio que pasar por el aro. Te cuentan, eso sí, que pasó por la escuela de marras uno que una vez se quedó en la agencia donde hizo las prácticas. Tampoco les contamos a nuestros novatos que tras ellos viene otra remesa de protobecarios, por lo que el noventa por ciento de las agencias prefieren esperar la siguiente remesa que aumentar sus gastos con nóminas innecesarias.
¿Ves, Jordi? Otra coincidencia.
Por todas estas coincidencias te escribo. Porque nunca se unió tanta gente indignada contra el trabajo especulativo como después de tus declaraciones. Nosotros nunca conseguimos que tanta gente se concienciara de que ese sistema no es sólo injusto, sino peligroso, como han conseguido tus stagiers en dos días. Gracias, Jordi, por darnos un ejemplo tan claro, tan comprensible y tan fácil de odiar. De debò, Jordi, gràcies de tot cor.
Texto. Nano Trias
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