MAGAZINE DE DISEÑO, CREATIVIDAD GRÁFICA Y COMUNICACIÓN

Fui diseñador, soy fotógrafo


iStock_4731244La necesidad de los bancos de imágenes por nutrir sus archivos ha democratizado de manera sorprendente el mundo de la fotografía. Algunos diseñadores gráficos han visto en ello la oportunidad para desarrollar profesional o semi profesionalmente una de sus aficiones y crear con conocimiento de causa contenidos que se adapten a las necesidades de los profesionales de la creatividad.
Algo está pasando en el mundo de los bancos de imágenes. Tras la revolución que supuso para el mundo de la fotografía y la creatividad la irrupción del sistema de microcréditos, parecía que el sector no era capaz de incorporar ninguna otra novedad. Publicado en Visual 154



Sin embargo, la aparición de la web 2.0 y de fenómenos como Flickr hicieron que los responsables de esas compañías se dieran cuenta de que existía un gran talento anónimo en el campo de la imagen que aportaba una visión del medio diferente a la de los profesionales más experimentados.
Lo que nadie se esperaba es que fueran los diseñadores gráficos los que mejor entendieran que esta oportunidad, además de reportarles ingresos, les permitía dar soluciones a las necesidades que los profesionales de la creatividad tienen en el campo de la imagen. Dos de ellos, Víctor Peláez, responsable de MyMicrostock.net, y la pareja formada por Eva Serrabassa y Sito García, de Càracterphoto, nos cuentan su experiencia.

Una rentable afición

Nuestros protagonistas tienen muchos puntos en común. Los tres están o han estado relacionados profesionalmente con el diseño gráfico y para los tres fue un descubrimiento la aparición de los bancos de imágenes con sistema de microcréditos.
“Para la mayoría de nuestros clientes era una auténtica utopía usar imágenes de stock para su publicidad, así que había que ingeniárselas para ofrecer unos diseños profesionales evitando utilizar esos recursos. Solo cuando el trabajo era importante destinábamos parte del presupuesto a comprar imágenes con derechos protegidos”, explica Víctor Peláez.
Era una época en la que comenzaban a surgir los CDs de imágenes libres de derechos, que convivían con los soportes clásicos de derechos reservados.
“Nosotros gestionábamos varias cuentas en distintos archivos fotográficos –explican Eva y Sito–. Todavía recuerdo la experiencia de llamar preguntando por determinado tipo de imágenes y que apareciesen a las pocas horas con una caja llena de transparencias de gran formato”.
Sin embargo, todo cambió con la llegada de internet y la posterior aparición de los portales de imágenes libres de derechos. El sistema de micro- pagos acabaría por concretar una revolución que hizo que fuera más interesante vender dos mil descargas a 0,60 céntimos que una foto por 600 euros.
“Cuando allá por 2006 descubrí iStockphoto y lo de las ‘imágenes por 1 dólar’ anunciado a bombo y platillo no era capaz de creérmelo –recuerda Víctor–. Pensaba que te incluirían algún otro coste posteriormente o que las imágenes serían muy malas. Abrí una cuenta, bajé una imagen para probar y comprobé que era espectacular”.
Para agencias pequeñas y proyectos online como blogs y revistas, el sistema de microstock ha resultado una eficaz solución para cubrir las necesidades de fotografías con presupuestos ajustados y a los que la falta de exclusividad no supone un problema en comparación con el ahorro obtenido. Sin embargo, y aunque los datos apuntan a que hay más de 15 millones de imágenes de bajo coste disponibles en los diferentes portales, no siempre se encuentra lo que uno anda buscando.
“Cuando ejerces como diseñador echas en falta cientos de imágenes –reconocen Eva y Sito de Càracterphoto–. Podríamos decir que las necesidades específicas del día a día sobrepasan en muchos casos los contenidos existentes ya ‘precocinados’, así que siempre acabas adaptando tu idea inicial a algún concepto similar, ahorrando tiempo y dinero”.
Una buena noticia para los fotógrafos profesionales, que continuarán generando imágenes por encargo para proyectos y clientes concretos, pero que también abre la puerta a que profesionales del mundo de la creatividad gráfica solventen los vacíos que encuentran en ese campo, por ejemplo, la escasez de imágenes donde los protagonistas pertenezcan a culturas diferentes a las anglosajonas.
“Cuando estoy tomando una foto –continúa Víctor–, mentalmente imagino dónde podrá entrar un titular, un bloque de texto, un logo y compongo así la escena para facilitar el trabajo al diseñador”. Un razonamiento que es compartido por Sito y Eva: “si quieres pescar peces, tienes que pensar como un pez. Pensar en el tipo de encuadre, en las sangres o el margen para el recorte. Muchas veces compones la foto pensando en su utilidad gráfica casi tanto como en el factor estético o conceptual”.
A pesar de este planteamiento, que busca en último término facilitar el trabajo de los diseñadores, lo cierto es que los alicientes que llevaron a nuestros protagonistas a colaborar con los bancos de imagen eran otros mucho más prosaicos.
“Empezamos a cargar imágenes sin otro objetivo que el reducir los costes fijos que teníamos relativos a fotografía de stock –cuentan Eva y Sito–, y en poco más de un año estábamos vendiendo más fotos que las que necesitábamos comprar”.
Víctor, por su parte, era un mero aficionado que acababa de adquirir su primera cámara digital.
“Al poco de empezar a trabajar con iStockphoto vi un link en la web que ponía ‘vender material’ y, como simple entretenimiento, mandé unas cuantas imágenes para la prueba de evaluación y la pasé a la primera, cosa que hoy, debido a la competencia que hay, no es nada fácil. A los pocos días conseguí hacer mi primera venta por 0.36 céntimos de dólar”.
A pesar de lo anecdótico de la cantidad, la experiencia no debió de ser del todo mala, habida cuenta de que, a día de hoy, Víctor tiene disponibles más de 1.200 archivos y que Eva y Sito se han convertido en los fotógrafos españoles que más venden en iStockphoto, lo que les ha permitido abandonar completamente la actividad de diseñadores y dedicarse en exclusiva a la fotografía como autores, editores, inspectores, administradores y responsables de producción de ciertos eventos de esa compañía canadiense.
“Teniendo en cuenta que este negocio nació en el año 2000, es curioso lo poco que está adentrado el microstock en España –reflexiona Víctor–. Respeto profundamente la profesión del fotógrafo profesional y sé que para los que llevan trabajando toda la vida en este sector les parece una aberración vender sus fotos a estos precios tan irrisorios, pero los tiempos cambian, y los modelos de negocio también. Por este motivo decidí crear MyMicrostock.net, un web/blog dedicado exclusivamente a este tipo de fotografía, en el que contamos las bases para adentrarse en este mundo, publicamos artículos relacionados con los bancos de imagen, entrevistas con fotógrafos de renombre en el sector, noticias, eventos e impartimos talleres para transmitir estos conocimientos de primera mano”.
Tal vez iniciativas como la de MyMicrostock acaben por desterrar la idea de que las imágenes de los archivos no son de buena calidad o que el mundo de los bancos de fotografías es un territorio carente de creatividad.
“Cuando me surge una idea para fotografiar, suelo navegar por los bancos de imagen a ver qué cosas hay ya a la venta y, en la medida de lo posible, crear imágenes nuevas que aporten algo diferente, aunque hay tantísimo material que no es fácil innovar –sostiene Víctor–. De todas maneras, el tópico de ‘todo está inventado’, en microstock, como en cualquier ámbito creativo, no es cierto. Siempre encuentras cosas sorprendentes, ya sea a nivel de fotografía, de estilismo, de iluminación… En cualquier caso, ser extremandamente creativo no significa que vayas a tener éxito en microstock. Este tipo de fotografía es meramente comercial y es la que más buscan la mayoría de los clientes. No quiero decir que la fotografía de autor no tenga cabida, pero es un tipo de fotografía menos demandada por las agencias”.
Por su parte, Sito y Eva de Càracterphoto son un ejemplo de que ambas realidades se pueden compaginar.
“Claro que cabe la sorpresa en las imágenes de archivo. Nosotros intentamos combinar el contenido útil, con el contenido más creativo. Digamos que el contenido útil forma parte de nuestro ‘trabajo’ y el contenido más singular forma parte de nuestra pasión por la fotografía”.

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