De todas las ediciones de estos premios celebradas hasta el momento, la de este año puede ser considerada la más complicada. La crisis económica internacional ha eclosionado con una fuerza mayor de la esperada en todos los sectores empresariales de España, Portugal e Iberoamérica, afectando de forma muy significativa al sector editorial.
Tanto los grandes grupos como las pequeñas editoriales independientes surgidas en los últimos años están sufriendo los embates de esta crisis y, aunque ello haya supuesto mermas en sus presupuestos o calendarios de publicación, cabe destacar la intención de muchos de sus responsables por mantener la calidad del diseño de sus publicaciones. Si el buen diseño fue una de las bazas empleadas por las nuevas editoriales para darse a conocer y diferenciarse en el uniforme y masificado mundo del libro actual, también parece ser una buena solución para mantenerse a flote en tiempos revueltos.
Los próximos meses –tal vez años– auguran menos títulos, mayor prudencia a la hora de apostar por nuevos autores, pero también el convencimiento de que el diseño es una útil herramienta que marca la diferencia entre productos semejantes y un plusvalor en un mercado basado en la competencia.