MAGAZINE DE DISEÑO, CREATIVIDAD GRÁFICA Y COMUNICACIÓN

Las mangas verdes


Que el Partido Socialista haya despertado de pronto y se le ocurra presentar una Proposición no de Ley para una estrategia del diseño, es, por lo menos, la noticia de 2018. Qué digo, del lustro. O de la década.
Como quiera que en el editorial de este número se reproduce el panorama desolador que describe dicho texto, y en un reparto lógico que nos hacemos quienes aquí escribimos, me toca a mí hablar de la carta a los reyes magos. Porque, y lo digo cariñosamente, eso es lo que me sugiere ese listado de diez puntos encabezado por un solemne “el Congreso de los Diputados insta al Gobierno a”.
Empezamos por el punto dos: la Creación de una Comisión interministerial para coordinar acciones de promoción del diseño… pues no sé yo si primero habrá que exigir que esas acciones existan, porque en los últimos diez años, no se recuerda ninguna.
Pasamos a los puntos tres y cuatro: otra vez se reclama el estudio del impacto económico del sector y el Mapa del Diseño Español… a ver, que si se hiciera bien, vale. Pero ya ha pasado que este tipo de estudios nos perjudican más que otra cosa. Unas veces porque se hacen mal y lo que se mide es lo que facturamos los diseñadores… poco. Pero el interés estratégico de nuestro trabajo no se corresponde con eso. Como los bomberos, ganamos poco pero somos imprescindibles. O bien, se incorpora la industria del diseño (los fabricantes de muebles, dicho mal y pronto). Y entonces, otra vez, por comparación nuestra cifra de facturación es un chiste, y la pasta se va a lo de siempre.
El seis: Que se potencie el reconocimiento social del Diseño, premios, exposiciones, documentales, publicaciones, –por ahí vamos bien–, participación en ferias y certámenes comerciales. Vaya, siempre acabamos en el mismo sitio. Si promocionamos la literatura, al final el dinero es para los editores. Si promocionamos la medicina, para los laboratorios y farmacéuticas, aunque los enfermos estén en los pasillos. Si promocionamos el diseño…
El siete: Que promueva un plan de mejora de las competencias sobre el diseño tanto en la educación general como en los estudios superiores, incluyendo la formación de los líderes y emprendedores del futuro. Dejemos de lado esa coletilla final: qué obsesión con los líderes y los emprendedores. El diseño es conocimiento, teoría, praxis, felicidad para el ser humano… el liderazgo no tiene que ver con esto. Pero vale. Vayamos al tema de la educación, que es importante. Nada que objetar a que se incluya en la educación, el diseño es una habilidad necesaria, se vaya uno a dedicar a ello profesionalmente o no. Como saber inglés o escribir correctamente. Pero además, es necesaria una formación como receptor del diseño. Ojalá se refieran a eso también.
El nueve: Ojo, que si se consigue éste ya habrá merecido la pena. Se refiere a garantizar la máxima profesionalización en las contrataciones públicas. Pues aunque sea por aburrimiento, bien podrían establecerse ciertas normas. Y mientras llega el día en que pudieran ser aprobadas por Ley, para dar ejemplo, bien estaría que empezaran a aplicarlas allí donde gobiernan, señores del PSOE. No es tan difícil, si se ha podido hacer en Valencia, en Barcelona o en Madrid, ¿por qué no?
Y diez: que se impulse un Centro permanente del Diseño que sirva para proyectar nacional e internacionalmente a las empresas y diseñadores españoles, en estrecha colaboración con las asociaciones empresariales y profesionales del sector del diseño y las Comunidades Autónomas. Pues sí, hubo un tiempo en que eso existía en casi todas las comunidades autónomas. Y se fueron desmantelando uno a uno. Y sí, tiene más sentido que sea uno para todo el Estado.
Hasta aquí esa carta a los reyes magos. ¿No echan nada en falta? ¿A que no soy el único que se ha dado cuenta? Ni una referencia al diseño como cultura. Ni una alusión a las personas, que al final son quienes sufren y disfrutan el diseño. Sigue cojo el taburete, por mucho que quieran hacernos creer que el diseño es solo un valor en lo económico, no podrán evitar que algún día llegue alguien y les diga aquello de “no es solo la economía, imbécil”. Y ese día, todo será mejor. Publicado en Visual 190

Texto: Alvaro Sobrino

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