Después de años trabajando como diseñadora gráfica e industrial, Reina Takahashi decidió dedicarse por entero a la ilustración en papel. Desde su estudio de San Francisco yarmada con su bisturí K2 Excell, esta artista desarrolla asombrosas piezas para campañas de publicidad, webs y prensa que, gracias a su sutileza y elegancia, contribuyen a que el mundo sea más hermoso.
Trabajar con textiles puede ser divertido pero nunca me lo he planteado. Tienen ciertas similitudes con el papel pero trabajar las telas de la misma manera a como trabajo el papel me llevaría mucho tiempo de aprendizaje; son demasiado blandas. Sin embargo, me encantaría viajar a distintos destinos y crear una mesa llena de comidas de desayuno de esas regiones, fotografiarlas y hacer un libro con ello.
La pasión y minuciosidad que Reina Takahashi pone en su trabajo invita a pensar que es cuestión de tiempo que ese libro de desayunos hechos con papel llegue a las librerías. Tampoco es de descartar que, en un momento dado, esta diseñadora e ilustradora comience a experimentar con telas.
En sus manos parece que nada es imposible. Los papeles ceden, se doblan, se encajan unos con otros, gracias a una destreza y un saber adquirido durante largas horas dedicadas a este material en aquellos ratos libres que le dejaba una jornada de ocho horas en un estudio de diseño.
Fue en esos primeros años experimentando con el papel en los que realmente aprendí a cómo trabajar con él. Cómo manejar el cúter, cómo se comporta el material, cómo se curva, cómo pliega, cómo ensamblar unas piezas con otras de manera limpia… Un proceso en el que fue imprescindible tener mucha paciencia que, en mi opinión, es sobre lo que se edifican el conocimiento y las habilidades.
Lo que comenzó como un entretenimiento surgido de la curiosidad dio paso a algunos trabajos destinados a ser mostrados en público. Más adelante llegaron los primeros encargos de clientes y, cuando se quiso dar cuenta, el arte en papel se había convertido para Reina Takahashi en un trabajo a tiempo completo.
Me encanta la inmensa variedad de posibilidades que existen de manipular un material tan simple como el papel. Por eso, si era capaz de dedicarle tantas horas resolviendo las dificultades que surgían para crear una pieza, lo mejor era dedicarme profesionalmente a ello. Además, me gusta esa doble vertiente que tiene de conseguir representar artísticamente un concepto, al tiempo que se resuelven los aspectos técnicos relativos a la elección de los papeles y a la creación de las formas que precisa el proyecto. Otro de los atractivos es que en el papel no hay ‘deshacer’ y los fallos o los imprevistos son los que me permiten desarrollar nuevas y mejores ideas.
Los trabajos de Reina Takahashi se caracterizan por mezclar diferentes técnicas y acabados. Papeles rugosos conviven con superficies planas, figuras en 3D se mezclan con pliegos superpuestos en capas en los que hay cortes realizados con la exactitud de un cirujano y zonas rasgadas con una fingida torpeza que, en ocasiones, forman impactantes a trampantojos. En resumen, una amplia gama de soluciones muy efectistas utilizadas de manera atrevida y sin prejuicios.
La verdad es que, hasta que lo has mencionado, no me había dado cuenta de que empleo todas esas técnicas. Evidentemente, todo depende del acabado final que deba tener la pieza, de lo que necesite el cliente y de lo que mejor quede en términos fotográficos. Detalles tan nimios como un pliegue o una ligera diferencia de nivel entre varias capas pueden crear una mayor sensación de profundidad gracias a la iluminación y al contraste entre luces y sombras.
Para algunos proyectos, Reina se encarga de hacer la toma fotográfica y retocar la imagen. En otros casos, empaqueta la pieza y la envía para que sea fotografiada por el cliente o por un profesional, lo que no impide que ella procure estar siempre presente en la sesión.
Más que por una cuestión de conocimientos técnicos en fotografía, mi participación en la sesión responde a mi experiencia previa como directora de arte, y que me permite saber cuándo una imagen va a quedar plana y no va a mostrar el aspecto tridimensional de la pieza. Cuando construyo la pieza y decido las texturas, la profundidad o las sombras, tengo siempre en mente cómo debe ser la fotografía. Por eso, colaborar con el fotógrafo permite que afloren esos detalles intencionados.
Pero antes de llegar a la toma fotográfica, la ilustración en papel precisa recorrer un largo y laborioso camino, que empieza en el boceto y continúa en el proceso de montaje.
Parece una regla universal eso de que nunca haya suficiente tiempo para una ilustración, sea del tipo que sea. En el caso del papel, el proceso es, evidentemente, más laborioso y también más desconocido. Por eso, como artista del papel, no me importa dedicar cierto tiempo a explicar al cliente en qué consiste todo este proceso para que no haya malentendidos.
Una vez comprendidas las dificultades que entraña trabajar con papeles, conocidas las necesidades del cliente y establecidos los plazos de entrega, Reina comienza a enviar bocetos. En un primer momento, simples dibujos en blanco y negro para que se entienda la idea.
A partir de ahí, con una dirección ya clara, proporciono bocetos en color en los que se muestran los diferentes tonos y la composición de la pieza. Posteriormente, comienzo la labor de creación y ensamblado a lo largo de la cual también voy enviando fotografías. De esta forma, es muy difícil tener algún tipo de problema con los clientes cuando presento el trabajo acabado.
A las dificultades propias de reproducir en papel figuras en volumen que recrean objetos, paisajes, animales, personas o conceptos abstractos, se suma el hecho de tener que hacerlo con las limitaciones que imponen los catálogos de papeles. Gramajes, texturas y colores no siempre responden a las necesidades o los gustos del artista, sino a las políticas empresariales de los fabricantes.
En ocasiones he utilizado papel que he pintado yo misma, pero no es lo habitual. Como mucho, si un determinado color necesita algunos ajustes, lo retoco digitalmente después de hacer la foto, pero la mayor parte de mi trabajo está hecho con los papeles disponibles porque creo que eso me obliga a ser más creativa. Luego, en lo que se refiere a gramaje y textura, tengo algunas líneas de papel a las que vuelvo una y otra vez porque ya sé cómo se comportan a la hora de plegar, doblar o curvar.
A pesar de la revolución digital de los últimos años, Reina Takahashi está convencida de que el papel tiene mucha vida por delante, al menos en lo que se refiere a su faceta más artística. Para la ilustración en papel es indiferente que el soporte en el que se reproduzca sea digital, virtual o convencional, aunque todo tiene un límite, por supuesto.
Por experiencia, el único caso en el que no funciona la ilustración en papel es cuando la escala se reduce demasiado con la intención de ajustarla a espacios muy pequeños como, por ejemplo, un hueco minúsculo en una web. En esos casos se pierde tanto el detalle que ni siquiera es posible saber que eso está hecho con papel. Publicado en Visual 191
Texto: Eduardo Bravo