
Un forma ingeniosa de tener a la vista las principales tipografías, clasificadas por familias, es la de organizarlas conforme está la Tabla Periódica de los Elementos. Es una idea atractiva porque tenemos en buen concepto al señor Mendeléyev y más desde que supimos que predijo la existencia de elementos químicos que aún no se habían descubierto. Después de organizarlos correlativamente según su número atómico vio que quedaban tres huecos en la tabla. No se conocía, pongamos por caso, ningún elemento formado por átomos de 31 electrones y –como en este mundo todo lo que puede suceder acaba sucediendo– dedujo la existencia de ese metal hasta entonces desconocido, anticipando las propiedades físicas que tendría; es el tipo de cosas que esperamos que la ciencia haga, que adivine, que se anticipe a la observación y finalmente se produzca la magia de haber acertado. Fue en la época de los prodigios, cuajada de inventos y descubrimientos sensacionales, cuando los científicos eran personajes mediáticos y la sociedad estaba al corriente de sus proezas.
<a data-flickr-embed=»true» href=»https://www.flickr.com/photos/181755230@N08/albums/72157708804688031″ title=»tipografia»><img src=»https://live.staticflickr.com/65535/47951992382_299f42fe7c_m.jpg» width=»193″ height=»240″ alt=»tipografia»></a><script async src=»//embedr.flickr.com/assets/client-code.js» charset=»utf-8″></script>Como aquella vez, en 1887, cuando Mendeléyev anunció que se elevaría sobre las nubes en un globo aerostático para estudiar un eclipse solar sin obstáculos visuales, las inclemencias del tiempo hicieron que el piloto se negara a acompañarle por lo que la concurrencia presenció cómo ascendía completamente solo y se perdía entre los nubarrones en un día de perros; aquella hazaña le dio popularidad y una medalla al mérito. En otro orden de cosas, también tuvo mucho mérito volver a casarse con su ex; lo que no deja de ser una heroicidad… y no es cinismo; realmente le acarreó problemas serios porque, entre boda y boda, no había pasado el tiempo estipulado por la legislación rusa para poder volverse a casar, motivo por el cual se le acusó de bigamia. Finalmente, pudo lograr que el juez entendiera que no podía ser bígamo cuando las dos esposas eran la misma persona, así que el peso de la ley recayó sobre el cura que había celebrado la ceremonia. Tantas anécdotas podrían contarse de este genio que, así de entrada, la idea de utilizar la Tabla Periódica de los Elementos como inspiración para un organigrama tipográfico resulta simpática.
La Tabla Periódica de la Tipografía (TPT) es una propuesta de la agencia de diseño multimedia Squidspot que consiste en distribuir los 100 tipos de letra más influyentes en una parrilla idéntica a la tabla periódica de los elementos, caracterizada por esa peculiar distribución de las celdas destacando en cada una el símbolo químico de un material. Si echamos un vistazo al icono azul que corresponde al Galio –precisamente el elemento químico de 31 electrones previsto por Mendeléyev– salta a la vista que su símbolo químico es Ga; pues bien, para darle un aspecto similar la TPT muestra en cada celda las siglas de una fuente, destacando por el tamaño de la letra. Aparte de eso, la casilla es una pequeña ficha que nos da cantidad de información: tenemos el número atómico del galio, 31, o sea que sus átomos tienen 31 electrones y ocupa el lugar trigésimo primero de la tabla; en la esquina superior derecha está la configuración electrónica de sus tres capas externas, y en la línea inferior vemos que su masa atómica es de 69,723 u. Incluso el color es importante ya que el Galio quedará alineado en la misma columna que otros metales de celda azul, con los que comparte ciertas propiedades. Del mismo modo, la Tabla Periódica de la Tipografía muestra en cada casilla una serie de datos de las fuentes. Un acierto pleno es que el nombre y las siglas vengan escritos en la tipografía que le corresponde, con lo cual podemos ver 100 modelos de un vistazo y comparar su legibilidad como cuerpo texto, más un par de caracteres ampliados que revelan las características de su diseño. Al ser en blanco y negro, la separación por familias no destaca tanto como en la tabla tradicional donde cada categoría tiene asignada un color, esa función ha sido encomendada al marco de las celdillas: la Trajan, que es la única fuente glíptica, tiene las cuatro esquinas angulosas mientras que las caligráficas, consignadas en una pastilla aparte, tienen las cuatro esquinas romas; el resto de los marcos adoptan diferentes combinaciones según el grupo a que corresponden.
Las familias se agrupan por sus características formales: Serif, Sans-Serif, Caligráfica, Gótica y Glíptica, quedando fuera las tipologías modernas de diseño imaginativo. También se reseña el subgrupo al que pertenecen. En las provistas de serif se distingue entre realistas (Times), garaldas (Garamond), didonas (Didot) y egipcias (Rockwell) que reciben el nombre de slap-serif porque en la versión española solo se ha traducido el título, la tabla en sí está en inglés. En las que carecen de serif se distingue entre las humanistas (Gill Sans), las grotescas (Helvética), las geométricas (Futura) y las fuentes de pantalla del tipo Chicago. Las góticas y las caligráficas carecen de subdivisión… ¡con la falta que haría diferenciar la desenfadada Hands de la venerable Uncial medieval! En cambio, la categoría glíptica cuenta con el subgrupo Inscriptional que es innecesario porque solo hay una. El criterio que se ha seguido para organizar las fuentes es discutible, a decir verdad ni hay un consenso unánime en la forma de hacerlo ni puede haberlo mientras se empeñen en catalogar la Clarendon como egipcia. En cambio, es muy acertado que hayan dedicado la línea inferior al diseñador y al año de aparición de las fuentes, a pesar del lío que representa distinguir lo que es la tipografía original de las múltiples reconstrucciones que se han hecho de ella. ¿Cómo va a ser Garalda la Jenson si este tipógrafo es anterior a Garamond y Aldus? Obviamente se refiere a la Adobe Jenson, su remodelación vectorial reciente. Quizá lo más útil desde el punto de vista educativo hubiera sido cuidar ese aspecto y organizar la tabla siguiendo un orden cronológico que ilustrara cómo fue la evolución, poniendo de manifiesto los períodos en que se produjeron los progresos más significativos.
La tipografía más antigua es la Trajan, sus glifos han sido recuperados periódicamente pero el original está en una lápida en honor a Trajano grabada en el año CXIII, merecería el número 1 porque es el modelo más perfecto del abecedario latino. Eso atañe únicamente a las letras capitales, las minúsculas maduraron lentamente en los manuscritos medievales, de los que la Uncial es buen ejemplo. La caligrafía en minúscula culminó su evolución durante el imperio carolingio con un ductus modulado y rotundo, parecido a la Weiss Rundgotisch, aunque siguieron en uso formas bárbaras como la Beowulf inglesa. El cincelado cada vez más oblicuo de los cálamos dio paso a la letra gótica, que se estrechó para aprovechar mejor el pergamino, quebrándose al estilo de las Fraktur. En la tipografía hay un antes y un después de Gutenberg, el primer tipógrafo de la historia, por eso es tan valiosa la fuente que lleva su nombre aunque no la usemos habitualmente. El libro impreso tuvo un gran auge en la Italia renacentista donde la caligrafía humanista había reunido las mayúsculas romanas con las minúsculas carolinas como estandard del alfabeto latino. En aquel periodo comienza el goteo de nombres propios como Juan de Espiro –autor de la primera fuente Roman– y Jenson, cuyas tipografías acabaron en la imprenta aldina, el diseño gráfico nació en Venecia auspiciado por Erhard Ratdolt y desarrollado por Aldus Manutius y su socio Francesco Griffo, quienes fundieron la fuente Bembo y la caligrafía cancilleresca, una tipografía que fue tachada de bastarda porque facilitaba las imposturas, debido a las presiones no llegó a cuajar como tipo diferenciado pero derivó en el estilo de letra itálica, llamada también cursiva o bastardilla.
Si hubieran organizado la Tabla Periódica de la Tipografía cronológicamente hubieran encontrado un precedente histórico, el primer catálogo de tipos editado por Ratdolt el 1 de abril de 1486; asimismo hubiera quedado reflejada la incorporación de Francia en el siglo XVI con el parisino Claude Garamond que convirtió la tipografía en un oficio independiente, desligado de las tareas de imprimir y encuadernar libros. El orden cronológico hubiera puesto de manifiesto los períodos importantes, como la gran aportación inglesa de William Caslon en el siglo XVIII, que comercializó catálogos de fuentes completísimos, en diversos tamaños y con los estilos de letra negrita y cursiva, entre otros. Eso sí que hubiera sido un trabajo científico digno de su predecesor pero se han conformado con imitar la disposición de las casillas lo justo para poder titularla Tabla Periódica de la Tipografía aunque, en realidad, los periodos tipográficos están completamente revueltos. A falta de orden, las fuentes han sido numeradas por su relevancia según el criterio de una serie de páginas web especializadas. El sitio de donde tomaron el grueso de la información es The 100 Best Typefaces of All Time que cuenta con una lista ordenada de mayor a menor popularidad, además se han consultado las páginas 21 Most Used Fonts by Professional Designers y Top 7 Fonts Used By Professionals In Graphic Design, los rankings elaborados por una y otra son distintos aunque todos coinciden en señalar la Helvetica en el primer puesto, excepto 30 Fonts That ALL Designers Must Know & Should Own (30 fuentes que TODOS los diseñadores deben conocer y tener) que las ordena alfabéticamente. Con este tipo de informes y alguno más, se determinó la clasificación de las 100 fuentes merecedoras de figurar en la TPT y el rango numérico que les corresponde. Dicha numeración finalmente no se siguió a rajatabla ya que, para que quedaran reunidas en familias, había que elegir entre sacrificar el orden establecido o sacrificar el diseño de la clásica parrilla; con buen criterio ha prevalecido la idea de respetar este último.
Mantener el diseño de la tabla periódica es un guiño cultural que homenajea a una estructura icónica de carácter universal en el sentido más estricto de la palabra ya que en todo el Universo la materia está compuesta de átomos. Se ha especulado con la idea de que cualquier alienígena podría reconocer la tabla si su conocimiento científico le permite entender el comportamiento de los átomos y la periodicidad con que se reiteran unas determinadas propiedades en función del número de electrones. Modernamente se han diseñado tablas distintas, más complejas, con las casillas en espiral para incluir en el gráfico a los lantánidos y actínidos, incluso las hay en tres dimensiones pero la periodicidad es la que es y eso invita a pensar que las leyes de Mendeléyev se estudian –con otro nombre– en todas las aulas de química del Cosmos. Como la tabla resultante obedece a criterios puramente estéticos está muy lejos de tener aplicaciones científicas; no va a descubrirnos fuentes que nadie conoce ni predice la existencia de tipos que deberían existir y nadie ha diseñado. No es ciencia pero sí que es un póster ocurrente y funcional, con un simple vistazo tenemos la información básica de las 100 fuentes más relevantes; motivo suficiente para tenerlo de fondo de pantalla o estampado en la alfombrilla del ratón para consultarlo a modo de chuleta. Con la ventaja de que puedes descargártelo en la dirección: http://www.squidspot.com/Periodic_Table_of_Typefaces/Periodic_Table_of_Typefaces_Spanish_large.jpg. Publicado en Visual 193
Texto: Tomás Sainz Rofes