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Autsaider Cómics. No hay mayor delito que aburrir al personal


Autsaider Cómics es una editorial que, lejos de vivir su independencia con victimismo, utiliza esa libertad para publicar tebeos diferentes, divertidos, con acabados de lujo, rotulaciones a mano y sin prestar demasiada atención a las cuentas de resultados. Una anomalía en el mundo editorial español que demuestra que es posible hacer las cosas de otra manera y, lo más importante, mejor.

autsaider

Hace ahora diez años, los responsables de la revista TMEO decidieron abandonar la publicación de álbumes monográficos de sus colaboradores y centrarse únicamente en la revista, de periodicidad bimestral. Una decisión que dejaba a muchos autores sin la posibilidad de publicar sus historias más largas y ambiciosas porque, sencillamente, ninguna editorial iba a querer –o tal vez debería emplearse el término “atreverse”– a publicarlas.
Ese era el caso de Furillo y David Molina que, tras esa decisión, quedaban huérfanos de editorial. Para resolver esa situación, Juan Lassalle “Ata” decidió montar su propia editorial, Autsaider Cómics y, ya que estaba, abrir su catálogo a otros creadores de relevancia internacional como Kaz, Benjamin Marra o Herr Seele que, salvo alguna aparición puntual en revistas como Nosotros somos los muertos (NSLM) o El Víbora, no habían visto su obra publicada en España.
Ata me mandó un mail en el que decía que quería sacarnos un tebeo a mí y a Furillo y en esas seguimos más o menos. Furillo publicó su tebeo Nosotros llegamos primero hace cinco años y el mío aún espera, relata David Molina, ilustrador y diseñador madrileño que también colabora en Autsaider desarrollando tareas de maquetación, rotulación, redes sociales y cuyas palabras son confirmadas por Juan Lasalle: De los autores que citabas, el único que no he conseguido que haga un tebeo ha sido Molina. De hecho, Furillo acaba de publicar recientemente su segundo álbum, España lixiviada y, entre medias, también ha dibujado historias cortas como Las cloacas de la cripta o Tiki Top-less. Cada uno a su ritmo.

Ilustradores dentro de una caja

Las primeras referencias de Autsaider Cómics fueron cuatro cajas que contenían cada una dieciséis cómics en un formato muy extendido en países como Estados Unidos y que, una vez más, en España nadie se había animado a editar: los minitebeos.
De este modo, los mejores ilustradores españoles e internacionales, algunos de los cuales, como Martí Riera, llevaban años sin publicar, realizaron su propia historia de dieciséis páginas en formato A7 inspirados por los colores de cada caja: rojo, verde, negro y marrón. El éxito de la propuesta hizo que las cuatro cajas se agotasen rápidamente y permitió a la editorial comenzar a publicar obras de formato convencional con esa libertad y despreocupación que da la independencia.
Vivimos en un mundo en el que ha ganado el capitalismo y todo se mide por el ratio ‘pasta’. Sin embargo, en Autsaider, para lo bueno y para lo malo, eso no es así. La supervivencia honesta autofinanciaciada y con muchísimos más ratos buenos que malos es un hit que jamás olerán en otras empresas como, por ejemplo, las inmobiliarias. Por ello, mientras que en lo editorial esa independencia nos permite una selección de autores, formatos y temáticas aparentemente fuera de toda lógica comercial, en lo personal nos brinda un desorden muy sano, como libranzas por resaca, por día soleado, orgía o comida familiar.
Esta filosofía a la hora de gestionar la editorial ha hecho que el catálogo de Autsaider se decante también hacia una serie de autores y títulos muy particulares que, después de varios años de actividad, permiten hablar ya de un “estilo Autsaider”, un modo de hacer divergente que, a priori, no encajaría en otro sitio.
Hay una máxima que te dicen todos los grande editores: ‘no te dediques a editar únicamente lo que te gustaría tener en tu biblioteca’. Pues bien, no les hacemos ni puto caso, y publicamos única y exclusivamente libros que nos compraríamos sin dudar. Tebeos y libros en los que haya una buena dosis de pensamiento no oficial, una calidad formal de primer orden y que sean obras entretenidas. No hay mayor delito que aburrir al personal. Todos tenemos los días contados y publicar libros aburridos, haciendo que la gente dedique su escaso tiempo libre a ellos, debería estar penado.
Además de editores, los responsables de Autsaider son fans de los cómics e incluso ilustradores, por lo que tan importante como el contenido es la presentación, los acabados, el material promocional en forma de calendarios, carteles, catálogos, marcapáginas, los regalos para aquellos que compran a través de internet, e incluso las presentaciones, eventos en los que los lectores y editores se reúnen para celebrar un nuevo título con tal intensidad y entrega, que son muchos los autores extranjeros de paso por España que se han quedado sobrecogidos por la capacidad para la fiesta del equipo de Autsaider.
La verdad que las últimas tampoco han sido para tanto. Nos pillamos un buen ciego en comandita y para casa… Pero cuando hicimos la gira con Benjamin Marra ahí sí que tocamos techo –recuerda David Molina–. En cada ciudad donde firmaba había un show musical de acompañamiento a cada cual más salao. En Madrid, Los Charros de Jalisco; en Valencia, Juanito Wau de Wau y los Arrrghs!!! y en Zaragoza, Cabezafuego. Marra se creía que todas las firmas en España eran con músico acompañante y hubo que explicarle que no, que eso era cosa nuestra, que somos muy de amenizar nuestras vernissages con autentico corazón rocanrolerou.
De hecho, cuando las presentaciones de Autsaider son en Madrid, es ya tradición que los autores, fans y responsables de la editorial acudan al Weirdo, conocido local nocturno de la capital en el que los artistas, achispados y llevados por el frenesí del momento, acostumbran a plasmar sus obras en los muros del bar.
El Werido es la capilla sixtina del autsaiderismo. Hay intervenciones de Kaz, Herr Seele, Benjamin Marra, Jose Tomás, Magius y Furillo. La parroquia del Weirdo tiene tan interiorizados esos frescos, que un día vi en una librería a dos jóvenes licenciosos que tenían el Submundo entre las manos y uno comentaba: ‘mira, el tebeo de la pintada del Weirdo’, recuerda Lasalle. A ver si este 2020 llevamos a rastras al Ryan Heshka a pintarse una chica mala, apunta Molina como deseo para el año que empieza.

Silvia y el trabajo sucio

Para una editorial pequeña, independiente y al margen de los circuitos masivos, la comunicación es clave. En el caso de Autsaider Cómics, esta tarea está en manos de Silvia. Como titular del buzón de correo electrónico secretariabuenorra@autsaidercomics.com, esta profesional lleva la editorial con mano de hierro y guante de seda, hasta el punto de que el perfil de Facebook de la compañía también está a su nombre.
Cuando Facebook eliminó nuestra cuenta de Autsaider porque exigía que fuera un perfil con nombre y apellidos, pusimos Silvia Autsaider, que es un heterónimo de la editorial, un personaje creado inicialmente para poder tomar distancia de tareas menos agradecidas como reclamar pagos, enviar facturas, pedir presupuestos… gestiones a priori antipáticas. De esa manera accidental ha acabado convirtiéndose en una especie de community manager que puede decir cosas que ninguno suscribiríamos pero que, al tener entidad propia, puede alabar, criticar o blasfemar en su propio nombre, explica Juan Lassalle y la aludida se suma a la conversación.
Mira que soy modesta, pero ahí creo que somos las namber wan del panorama comiquero estatal. Procuramos no repetir lo que decimos en distintas plataformas sociales, ni nos limitamos al paripé continuo de desglosar las virtudes de nuestros tebeos, sino que generamos un contenido muy dicharachero con una simpatía y una gracia que ya quisiera para sí Bigote Arrocet. ¡María Teresa, estamos contigo!, concluye Silvia con sororidad hacia la periodista malagueña.
Además de en las redes sociales o en las comunicaciones con los lectores, ese desparpajo también está presente en las traducciones de Autsaider que, sin renunciar al rigor, incorporan expresiones y giros coloquiales españolas para hacerlas más cercanas.
Cuidamos mucho las traducciones y tratamos de que no pierdan la intensidad o la intención narrativa, dramática o cómica que puedan tener en su idioma original. No obstante, sí que tocamos algunas cosas porque las traducciones literales habitualmente aplanan el sentido y, en ocasiones, incluso llegan a cambiar el significado real de las expresiones, explica Lassalle.
A veces la gente se queda más con un determinado giro lingüístico, como el repertorio de improperios del alcalde Schlomo en el Amanecer Rosa de El Club de las Chicas Malas, que con otras cosas más, en mi opinión, relevantes –comenta David Molina–. En todo caso, estos detalles tampoco son nada nuevo. Hernán Migoya, cuando traducía al castellano Odio de Peter Bagge ya metía palabros inventados y muchos de los episodios del Principe Bel-Air incluían cuchufletas adaptadas al entorno castellano, como cuando le dice Carlton a Will: ‘seré franco’ y Will le responde ‘¿y yo quien seré?’. Son chorraditas que nos molan, aunque habrá gente muy purista que le sacará de quicio que no sea cien por cien fiel al original.
En todo caso –aclara Lasalle– nuestra castellanización de las traducciones no llega a esa ‘traducción-ficción’ del Príncipe de Bel-Air. Quiero decir que, si en la historieta que estamos traduciendo se habla de un humorista de la televisión americana de los 70, nosotros no ponemos ‘Bigote Arrocet’ para que lo entiendan aquí, sino que marcamos la cita con un asterisco y se explica como N de T. Los aportes creativos, como todo, mejor con medida.

Con buena letra

Para que un tebeo, traducido o no, se pueda disfrutar como merece es imprescindible una buena rotulación y, en este aspecto, Autsaider también se desmarca de sus competidoras. Mientas que muchas editoriales optan por tipografías mecánicas que facilitan los procesos pero dotan al conjunto de un aspecto artificial, Autsaider apuesta por escribir los textos a mano, tocar y retocar hasta la obsesión las tipografías o hacer las adaptaciones de los titulares a la antigua usanza, labor que suele recaer en Nono K., responsable de las adaptaciones al castellano de grandes del cómic como Daniel Clowes, Robert Crumb, Gilbert Shelton o Peter Bagge.
La rotulación es otro de los puntos en los que no ha triunfado el capitalismo en Autsaider porque, teniendo en cuenta la dedicación que requiere la rotulación manual, es un trabajo imposible de rentabilizar. Sin embargo, la expresividad que transmite es mil veces superior a la de una fuente mecánica y aquel que es capaz de detectarlo, lo aprecia y lo agradece.
A pesar de esta preferencia por lo manual, Autsaider también recurre en ocasiones a las tipografías mecánicas pero, cuando eso sucede, como en el caso de los libros de Benjamin Marra, existe una causa justificada.
La rotulación manual original de Marra no era especialmente afortunada. Lo hablé con él y le planteé que, en lugar de imitarla, haríamos una versión de la rotulación en la misma dirección que él hace sus cómics, en los que rinde homenaje a los tebeos humildes aspirantes a mainstream y fallidos de los años 80. Tomamos como referencia la serie The New York City Outlaws de Ken Landgraf, rotulada en fotocomposición con tiras pegadas de manera irregular, interlineados variables, letras parcheadas,… Una chapuza, vamos, pero que contribuía a dar el aire que queríamos que tuvieran los tebeos de Marra, explica Juan Lassalle.
En todo caso y aunque se tratase de tipografía mecánica, que la rotulación de los libros de Benjamin Marra quedase intencionadamente mal fue una tarea exageradamente laboriosa que recayó en David Molina. Solo he rotulado los tebeos de Benjamin Marra, de manera mecánica y con el interlineado bailongo, y el Tokio Zombie, que ese sí fue a manubrio. En ambos casos la única pauta que me dio Ata fue: ‘rotúlalo que parezca que lo ha hecho un subnormal’ y salió bien. Supongo que soy bastante versátil en la tarea de maquear las cosas como un autentico discapacitado.
Recién estrenado el 2020, la página web de Autsaider ya anuncia los próximos lanzamientos de la editorial. Entre ellos se encuentran Esto no está bien de Irene Márquez, Tierra muerta de Don rogelio J., Primavera para Madrid de Magius, Psicofante de Adrán Bago y, por supuesto, Soy yo, Molina porque en Autsaider no son de tirar la toalla y son ambiciosos en sus objetivos, aunque no en el sentido Amancio Orteguiano del término.
Me gustaría que la evangelización autsaiderista se extendiera lo suficiente como para que nos tuviéramos que acabar cambiando el nombre por Meinstrim Cómics y que los raros fueran los otros, los adocenados, los que no hacen tebeos, ni meten ruido, ni van a conciertos…, comenta Juan Lassalle y David Molina se muestra de acuerdo con ese ideal: Nos conformamos con seguir pasánolo medianamente bien cuando quedamos y no perder la ilusión de publicar cosas que ningún otro se atreve a sacar, ya sea por miedo, desconocimiento o porque son unos putos amargaos. Publicado en Visual 202

Texto: Eduardo Bravo

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