MAGAZINE DE DISEÑO, CREATIVIDAD GRÁFICA Y COMUNICACIÓN

Este trabajo me mata. Como hacerse rico con esto del diseño: Concursos revisited


Los que habitualmente leéis este espacio conocéis mi gran pasión por los vericuetos de lo que algunos denominan trabajo especulativo, y que aquí nos gusta llamar “adaptación de los métodos de trabajos a nuevos entornos laborales”. Nuestra labor desde este espacio es desdibujarnos las huellas dactilares contra el teclado para que tengáis a vuestra disposición las formas más actuales de optimizar el rendimiento de vuestros estudios de diseño o publicidad. Y es que, como ya os advertimos, los métodos para aprovechar el trabajo ajeno en beneficio propio requieren de constante actualización. Publicado en Visual 167


No hace ni seis meses que nos vimos obligados a revisar la figura del becario para convertirlo en “alumno”, y ya tenemos que revisar el segundo capítulo de esta serie, los concursos de diseño, para crear un tutorial avanzado. Los que en lugar de revisar la maqueta del folleto hacéis un review del look & feel del brochure ya vais un paso por delante, porque las mejoras a la figura del concurso vienen, de nuevo, desde los avezados Estados Unidos.
Hoy trabajaremos con un caso práctico que cumple con todos nuestros requisitos: el concurso de diseño organizado por el Centro de Arquitectura y Diseño Urbano de Los Angeles (CALA) para diseñar su identidad corporativa.
La convocatoria se basa en las premisas básicas que ya os comentábamos en la anterior entrega dedicada a los concursos: abierto a cualquiera que quiera presentarse , compromiso por parte del concursante de entregar propuestas originales e inéditas, la habitual descarga de responsabilidad por los derechos del material presentado, etc. El enorme paso hacia delante en este caso, la salvedad que creará un antes y un después en la forma de concebir estos concursos es… ¡que cobran por presentar las propuestas! ¿No es brillante?
Era el siguiente paso lógico ¿cómo conseguir que la gente participase y que a ti la identidad no te cueste un duro? Efectivamente: cobrando por cada propuesta para que sean los propios concursantes los que paguen al ganador. Simple, efectivo, ¡genial! Sin embargo, esta técnica requiere de otros elementos para que funcione, por lo que solo se lo recomendamos a nuestros estudiantes más aventajados.
Podría ser que el pago de una tasa por presentar las propuestas desalentase a algunos candidatos. Si se dan cuenta de que lo mismo les daría echar una moneda a un bote y sortear el bote entre todos, nos hemos quedado sin negocio. Por eso tenemos que asegurarnos de que se cumplan varios requisitos incentivadores:
•Pon una tasa asumible. La del CALA es de veinticinco dólares. Suficientemente baja para que no espante a los que creen tener posibilidades de ganar y lo suficientemente alta para que, con solo doscientos participantes, tengas pagado el premio de cinco mil dólares del ganador. Viendo que los participantes de otros concursos similares se cuentan por miles, puede que te de para el premio y para pagaros una noche de cena y copas para los convocantes.
• El briefing, cuanto más exigüo, mejor. El del CALA se limita a decir que “el logo ganador deberá situar al Centro como un moderno, vibrante y reconocible espacio de educación e intercambio relacionado con el entorno edificado de Los Angeles”. O lo que es lo mismo, nada. Piensa que cuanto más ambiguo sea el briefing y más despistados estén los participantes, mayor será el número de propuestas que tendrán que enviar para tener posibilidades. ¡Más propuestas, más cash!
• Justifica el cobro de la tasa. Esta es fácil, porque siempre podemos argüir que es para mantener un mínimo de calidad, desalentar a los aficionados o evitar propuestas destinadas a hacer bulto. Todos esos razonamientos darán un aire de profesionalidad y seriedad que atraerá a expertos en diseño. Ni mentar lo de pagar al ganador con las tasas, por supuesto; no vaya a ser que prefieran jugársela a lo de sortearse el bote.
• El jurado como gancho. Elige siempre bien al jurado. Comprueba que puedas presentarlos con títulos rimbombantes y que salgan sonrientes en la foto. Si metes un par de diseñadores con cierto renombre, mejor; eso hará que parezca más profesional. No te faltará quien quiera participar a cambio de un poco de bombo. Si se muestran reticentes también puedes prometerles la cena y las copas como aliciente; ya sabes quien las paga.
• Nada de devoluciones. No hace falta mencionar que el dinero embolsado no se devuelve bajo ningún concepto. CALA incluso cobra por adelantado, avisando de antemano que si “compras” dos propuestas y solo entregas una, no tienes derecho a reembolso. Nuestro país no está preparado para esta técnica magistral, por lo que la desaconsejamos en los primeros intentos. Tampoco se devuelve un euro en caso de que el concurso quede desierto, así que si los ingresos no llegan para pagar el premio, dejáis el concurso desierto y al menos dará para la cena y las copas.
No me cabe la menor duda de que pronto tendremos que seguir actualizando esta sección hacia nuevas cotas: pagar por presentarte a un crowdsourcing, que los participantes se comprometan a futuros trabajos, o que los “alumnos” barran los estudios después de acabar sus jornadas son sólo algunas posibilidades que, si bien hoy parecen descabelladas, mañana supondrán un nuevo amanecer de la comunicación gráfica.
Como siempre, salud, suerte y neoliberalismo para todos los que nos sois fieles. Texto: Nano Trias

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