Las fechas de la edición 2020 de los EDAWARDS coincidieron con el máximo pico de la pandemia de coronavirus, una situación que abocaba a la suspensión del certamen o a tomar soluciones extraordinarias ante una situación inédita en Europa desde mediados del siglo XX.
Como todo lo que está sucediendo en este 2020, la décimo cuarta edición de los EDAWARDS ha estado atravesada por los efectos de la COVID-19. Apenas unos días antes de celebrarse la reunión del jurado, el Gobierno español decretó el confinamiento de la población y el cierre del espacio aéreo del país. Esta decisión se sumaba a las restricciones establecidas por el gobierno italiano y las recomendaciones de no viajar, salvo que fuera estrictamente necesario, de los gobiernos del norte de Europa. De este modo, bien por prohibiciones expresas, bien por prudencia, los jurados de los diferentes países no pudieron viajar a Atenas, ciudad en la que iba a tener lugar la reunión y las deliberaciones.
Aunque en sus más de diez años de existencia la organización de los ED-Awards se ha tenido que enfrentar a múltiples dificultades, como la crisis económica de 2008 que afectó especialmente a Grecia, país donde están radicados los premios, la situación derivada de la COVID-19 era totalmente desconocida. Esto provocaba que, tanto la toma de decisiones como la puesta en marcha de las mismas en una situación de confinamiento o de restricciones en la movilidad, se tornase muy complicada. Por todo ello, y descartado el jurado presencial, la organización tuvo que buscar a contrarreloj una solución para poder cumplir con el compromiso adquirido con los participantes y con los plazos establecidos. Aunque todo apuntaba a que tampoco sería posible realizar la entrega de premios en Valencia como estaba planeado, la incertidumbre que rodeaba a todo lo relacionado con la pandemia no permitía tomar decisiones tan drásticas como la suspensión definitiva en los momentos iniciales de la emergencia.
La primera solución fue optar porque los jurados valorasen las piezas y trabajos a distancia, asistidos siempre por la organización, que resolvió todas las dudas derivadas de no poder ver algunas piezas físicamente, todo ello bajo el control de Ico-D, que veló porque el proceso fuera lo más transparente y correcto, a pesar de las circunstancias excepcionales que se vivían. La tarea no fue sencilla.
La edición de 2020 recibió más de mil quinientas inscripciones, repartidas en las 44 categorías del certamen y procedentes de 35 países europeos, que el jurado debió analizar primero en solitario y posteriormente poniendo en común sus decisiones. Una tarea que se realizó a través de la aplicación de moda durante la pandemia: Zoom.
Finalmente, el palmarés recogió 34 premios de oro, 62 platas y otros tantos bronces, a los que hay que sumar el de Agencia del año para ANTI –compañía noruega radicada en Oslo con clientes repartidos por todo el mundo–, el Best of Show –que recayó en el trabajo de señalética de Pula-Pola City Pools realizado por el estudio croata Tumpi–, y el premio del jurado –que fue a para Helping Hands, una guía de lenguaje de signos para ser utilizada en el ámbito médico–.
Sin fallas ni EDAWARDS
Uno de los mayores atractivos de los EDAWARDS es la ceremonia de entrega de premios y las actividades relacionadas con el diseño que se organizan en torno a ella. Además, en esta ocasión el interés era mayor ya que la entrega de premios se haría en Valencia, donde la Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana (ADCV) llevaba meses planificando toda la programación. Un esfuerzo que finalmente resultó ser inútil para esta edición, pero que se intentará aprovechar en todo o en parte para la de 2021, ya que la organización ha confirmado que la ciudad del Turia volverá a ser la sede de los premios del año que viene.
Ante la imposibilidad de hacer una entrega de premios presencial, desde los ED-Awards se organizó un encuentro online a través del cual se comunicaron los diferentes ganadores. Los Países Bajos encabezaron el palmarés con un resultado inapelable: cinco oros, nueve platas, nueve bronces y once piezas finalistas que podrán ser incluidas en el catálogo de la edición 2020. Los siguientes puestos fueron para Noruega, Grecia, Alemania y Portugal. España, que este año había tenido más presencia en el certamen porque, tal vez llevados por la ilusión de poder recoger el posible premio en Valencia, los profesionales españoles habían inscrito más piezas, quedó en el puesto 18. Aunque no ganó ningún oro, se alzó con cinco platas, dos bronces y una pieza finalista, resultado más que digno.
Del conjunto del palmarés es posible sacar algunas otras conclusiones sobre el estado del diseño actual, aunque puede ser arriesgado pensar que esas conclusiones se mantendrán así en el futuro próximo, debido a la incertidumbre social y profesional que se vive en todo el Continente. Una de esas conclusiones es la estupenda salud de sectores como el packaging, en el que el buen diseño tiene a su disposición presupuestos más holgados que en otras categorías, lo que permite conseguir magníficos resultados. Junto a esa disciplina destaca la abundancia de trabajos sobre diseño de fuentes tipográficas y el diseño para dispositivos electrónicos, que hace tiempo que dejó de ser una excentricidad, sino una realidad con la que diseñadores y usuarios conviven cada día.
No obstante y a pesar de esa hegemonía digital en el mundo actual, llama la atención la continua proliferación de materiales en soporte físico. Desde carteles a libros, sin olvidar los flyers, las tarjetas de visita, las revistas o los discos en un momento en el que los quioscos de prensa han casi desaparecido de las calles y la música se consume en streaming. En este sentido, es el papel y no internet o el mundo digital, el lugar donde se siguen poniendo a prueba las propuestas más experimentales pues, a pesar de lo novedoso y las posibilidades del soporte, las soluciones creativas en internet parecen haberse estandarizado y resultar un tanto previsibles.
Por último, desde el punto de vista del diseño y ejecución, los trabajos de la edición de 2020 de los EDAWARDS no muestran precisamente una ruptura con lo anterior, sino una continuidad en las soluciones gráficas, estéticas y conceptuales desarrolladas en los últimos años. Una tendencia que podría variar en la próxima edición desde el momento en que los cambios que se están viviendo en la sociedad también afectarán al mundo del diseño y sus profesionales que, por decisión personal o la del cliente, posiblemente incorporarán a sus trabajos las mascarillas, la distancia de seguridad y otras rutinas de la Nueva Normalidad. En todo caso, esperemos que el efecto de la COVID-19 en el sector del diseño se limite únicamente a cuestiones estéticas. (Publicado en Visual 204)
Texto: Eduardo Bravo